¿Medidas a favor del aborto o conjura de los necios?
El mensaje, una vez más, es: «Tu familia es
carca, facha y represora. Pero el Estado omnipresente
y progresista te dará cobijo». Y es
que en la España de 2009 el Gran Hermano
de Telecinco se ha unido al genuino de George
Orwell. Y nos prometen un mundo tan feliz
como el de Aldous Huxley: ya sabemos lo
del ser vivo pero no humano, lo del aborto como
medio de disfrutar con seguridad de la sexualidad,
y lo de un Estado proactivo, como
ahora dicen los cursis, a favor del aborto.
Desde la izquierda, Rafael Reig se mofa en
Público: «Al parecer, a las 13 semanas (ni una
más ni una menos) viene el BOE, sopla sobre
la gestante y le insufla humanidad al ser vivo
de especie desconocida que llevaba en su
vientre. ¿Qué era antes? ¿Un caso de posesión
diabólica, un parásito oportunista, un geranio
de maceta? Averígüelo Vargas.Derecho
al aborto, sí; pero también derecho a no oír
idioteces. En el bar de abajo la pregunta es
parecida: ¿qué eran antes? ¿Ya eran tontos y
por eso les dan ministerios o es al revés: se
vuelven tontos en cuanto montan en coche
oficial?». Hasta El País pide sentido común:
«Hay aspectos que deberán precisarse más.
Que las menores de 16 y 17 años decidan
(tengan la última palabra) sobre su embarazo
no es incompatible con que se propicie la
colaboración de los padres».
Bibiana Aído, en comparecencia televisada,
se defendía afirmando que la Ley de la
Autonomía del Paciente, de 2002, cuando el
hoy crítico José María Aznar presidía el Gobierno,
establecía «la mayoría de edad para
los pacientes en 16 años», y que ahora «sólo
se defiende la patria potestad cuando se trata
del aborto». Se le olvidaba, ¡ay! (Zapatero
parece exigir desmemoria a sus ministros/as)
que el artículo 9 de esa ley excluye el aborto
de esa rebaja sanitaria de la mayoría de edad:
«La interrupción voluntaria del embarazo, la
práctica de ensayos clínicos y la práctica de
técnicas de reproducción humana asistida se
rigen por lo establecido con carácter general
sobre la mayoría de edad».
En EL MUNDO, David Gistau comentaba
las manifestaciones en torno al aborto de los
Zapatero, Pajín o Aído: «Cuán fácil sería hacer
humor con semejante advenimiento de
una tontocracia orgullosa de sí misma, como
sólo pueden estarlo los productos de un ambiente
ideológico cerrado, si no tuvieran el
poder de anular la moral propia de una familia
a favor de un paternalismo orwelliano
manejado por el Estado».
No faltan quienes cargan las culpas en el
debe de los conservadores, vistos como retrógrados
ymisóginos. Así, Raúl del Pozo en
EL MUNDO: «El problema es una derecha
que parece que añorara aquella época en que
los conquistadores echaban a los sodomitas
a los perros y condenaban a las doncellas que
se quedaban preñadas a la ceguera». Y leyendo
a Ángel Pérez Guerra, enABC, sí que
se sospecha que algunos se han quedado anclados
en un remoto pasado: se refiere al
aborto como «otro delito, almenos hasta ahora
». Y claro, no se trata ya de los nuevos proyectos
de ley, sino de que la Ley Orgánica de
Despenalización del Aborto en Determinados
Supuestos ¡tiene ya 24 años, qué caramba!
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