¡CAMPEONES!!!!!!

¡CAMPEONES!!!!!!

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Alfonso USSÍA

El puño

El profesor Ramón Tamames, que fue del PCE en los tiempos difíciles, acuñó la brillante sentencia que tanto irritó a los socialistas en los primeros pasos de la Transición. «El PSOE: Cien años de honradez y cuarenta de vacaciones». Durante el franquismo, guste o no guste, sólo dos bloques hicieron oposición. El comunismo y los monárquicos de Don Juan, a los que llamaban, nos llamaron, «cabrones estorileños». El PSOE desapareció. Muchos franquistas, provenientes de Falange Española, guardaron sus camisas azules y se afanaron en su purificación. Los socialistas de verdad cabían en un taxi. Sucedió que el comunismo no podía representar, en una democracia, ni a la izquierda ni a la libertad. Y lógicamente, fue el socialismo el que creció desmesuradamente para convertirse en el primer partido de la Oposición y posteriormente, en el del Gobierno. Muchos de ellos, levantaron el puño por primera vez al son de «La Internacional». Les parecía un gesto «obrero».
Como a Leire Pajín y Bibiana Aído. Razón le sobra a Rajoy cuando les pide a los socialistas del siglo XXI que abandonen el puñerío en alto. Europa se dividió entre puños en alto y manos extendidas, y el resultado fue pavoroso. Las manos extendidas se extinguieron en España voluntariamente, pero los puños en alto se siguen exhibiendo en concentraciones ridículas, como la de Rodiezmo. Lo de las dos chicas de adorno de Zapatero con el puño en alto se me antoja cómico. Leire es una hija de familia muy adinerada de Benidorm, y lo de su puño, como poco, choca y no se sostiene. Lo que sí sostiene Leire mientras alza el puño son sus gafas de marca, que se mantienen bellamente ancladas por sus patillas en el escote de su proletario conjunto color caza. Y ese puñito de Bibiana, más fino que el de Leire, se levanta sin convicción, porque no ha entrenado el gesto. El de Alfonso Guerra sí. Es puño antiguo, resentido, provocador y tenso. Y Zapatero, que en esto es más joven y comedido, pasa de la zalema proletaria y no levanta ni las cejas.
En Europa, los partidos socialistas y socialdemócratas –por ahí va el camino–, se han olvidado de los puños levantados, sobre todo en la Europa libre del Este, que no guarda un buen recuerdo de la seña y el arrumaco manual. Todo muy casposo y viejo para que dos floreros políticos se diviertan recuperándolo. Lo que extermina, siempre es odioso, y con la mano extendida y el puño levantado se ha asesinado en España y el resto de Europa a centenares de millones de seres humanos. Los gestos que producen rechazo o memoria de enfrentamiento tienen su sitio. El olvido o la basura.
Lo de Guerra tiene su explicación. Alfonso Guerra es uno de los que cabían en aquel taxi sevillano que movía al socialismo español de un lado a otro. Guerra vuelve a su juventud cuando levanta el puño. Pero el socialismo de Alfonso Guerra es como el «espíritu del 12 de febrero» de Arias Navarro. Una mentira superada. El problema lo tenemos con las niñas, que crecieron en una España libre y aparentemente reconciliada. Merecen un somero cachete en el pompis. Porque si escribo que merecen una patada en el culo, me acusarían de maltratador de género. Puñeteras.

No hay comentarios:

Publicar un comentario