¡CAMPEONES!!!!!!

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martes, 6 de octubre de 2009

César Vidal

De la que nos hemos librado

Sé que el viernes más de uno y más de dos derramó una lagrimilla al saber que Madrid no será la próxima capital olímpica. Con tanta mano polícroma y tanta corazonada seguramente no era para menos. Yo lo comprendo, no voy a decir que no, pero tengo para mí que de la que nos hemos librado es mayúscula. No sólo eso. Incluso me atrevería a decir que fueron muchísimos más los que se pusieron tan contentos como una pandereta en Pascuas lo expresaran o no. En primer lugar, celebró la noticia la inmensa mayoría de los madrileños que sufren a diario los delirios de grandeza de ese personaje desmedido que debería llamarse en justicia Tut-an-Gallardón. El descendiente del Tebib Arrumi –ya saben, el avispado periodista que cantó las glorias militares de Franco– encontró el Ayuntamiento de Madrid con un saneado superávit que permitía ciertas alegrías y, sobre todo, que evitaba sofocos a los habitantes de la villa y corte. Pues bien, ni corto ni perezoso, ha logrado que Madrid sea el municipio más endeudado de España gracias a una sucesión enloquecida de obras molestas y, por añadidura, costosas, innecesarias y, en no escasa medida, absurdas. Cualquiera que cometiera la equivocación de salir el sábado por la tarde de su casa y acercarse a la Gran Vía o a la calle Alcalá viviría las delicias de un atasco multitudinario y no digamos los que acometieran la misma hazaña el domingo y descubrieran que al llegar a Cibeles o se elevaban por los aires o tenían que dar la vuelta hacia una tenebrosa Némesis. Y no es sólo que Madrid se ha convertido en Verdún obligando a cerrar multitud de negocios porque los clientes no pueden acceder a ellos, es que además la subida de impuestos de Tut-an-Gallardón ha descendido como el fuego y el azufre de Gomorra sobre todos tanto si salen o no de casa, como si tienen o no un comercio abierto. Examinado todo, a los madrileños sólo nos queda hincarnos de hinojos y dar gracias al Omnipotente porque nos ha evitado nuevos impuestos, más zanjas y, sobre todo, una subida del coste de la vida para dejarnos baldados. No sólo somos nosotros los beneficiados. También lo es el PP. Con Tut-an-Gallardón convertido en olímpico, Rajoy tendría que haberse atado a la silla con cuerdas. Sabido es que un conocido grupo mediático anda últimamente de malas con ZP y la única salida que otea para su supervivencia es que llegue a la Moncloa alguien de su gusto, es decir, Tut-an-Gallardón. Tumbar a Rajoy para sustituirlo por el actual alcalde de Madrid será ahora más difícil, algo que celebrarán los afiliados y votantes del PP a los que quizá el gallego no entusiasma, pero que no piensan votar a un político que desarrolla una política que no se distingue nada de la del PSOE. Incluso ZP, al otro lado del arco político, debe sentirse contento. Si hay alguien que puede endeudarnos más que él, que puede acosar a los periodistas más que él –recuérdese que sólo Pascual Maragall se ha querellado con periodistas como ha hecho el alcalde de Madrid– y que puede competir con él en faraónica megalomanía ése es Tut-an-Gallardón. Vamos, que por una vez y sin que sirva de precedente, casi todos estamos contentos viendo de la que nos hemos librado.

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