ERE en el PP de Valencia
Ric Costa, camino del INEM
Puede ser uno de los despidos más caros de la moderna Historia de España. El secretario general del PP valenciano, número dos del partido, y sólo con Francisco Camps por delante, acabó el jueves en posición, si no disposición, de engrosar la cola del Inem. El menor de los Costa, además de probar que es hombre de lágrima fácil o que los pijos también lloran, demostró que hay EREs que no pueden permitirse ciertas empresas. Por ejemplo, un partido político supuestamente nacional en el que las taifas se rebelan contra el sultán. Pese a las llantinas, o reforzado por ellas, lo cierto es que Ricardo Costa (Ric o Rick para los amigos) ha logrado aparecer como víctima inocente de las turbiedades, engaños o estafas informativas de Camps y de Mariano Rajoy. A la gente, al menos desde Lope de Vega en Fuenteovejuna o El Alcalde de Zalamea, siempre le ha gustado el espectáculo del labrador honrado o el pueblo humilde que defiende su honor ante los poderosos. Si sus conversaciones dizque gurteleras lo dejaron en mal lugar, la resistencia ha hecho que muchos lo absuelvan. Hasta puede que le cedan el sitio en la cola del Inem.
Crisis ‘popular’ por la ‘Gürtel’
Camps sin Rajoy, Rajoy sin Camps
La primera consecuencia del despido de Ricardo Costa es la crisis en la empresa Génova, 13, S.A., antes Partido Popular. La forma de gestionar el lío provocado por la torticera utilización de la Justicia por el PSOE en el caso Gürtel ha cosechado dos fracasos: el de Francisco Camps en Valencia y el de Mariano Rajoy en Madrid. Además del de Mariano Rajoy en Valencia y el de Francisco Camps en Madrid. El presidente de la Generalidad valenciana ha quedado retratado –o peor todavía, estigmatizado– ante el aparato del partido, que al final es el que hace las listas de los candidatos a todo, desde la Presidencia del Gobierno a la alcaldía más humilde pasando por la taifa más rica en lo económico y más feraz en lo electoral. Hay quien dice que pierde más Rajoy,
porque se apoyaba en dos muletas, Javier Arenas y Camps, y solamente le queda una; y encima, democristiana. Otros dicen que siendo eso cierto, Camps se apoyaba en un solo bastón, el de Rajoy, y como siempre hay gente presta a sacrificarse por el partido y la patria chica (por la
grande, o sea, España, desde la cláusula Camps no está de moda), ya habrá diez o doce aspirantes a suplirle en el cargo.
Un Gobierno lleno de ‘pobres’
Bibiana Aído, la que menos crédito tiene
La publicación de los presuntos datos económicos del presidente, ministros y miembros del Gobierno ha provocado estupefacción, no siempre exenta de ira y en ocasiones de hilaridad. La modestia del presidente del Gobierno, que en 18 años de diputado –cinco como inquilino de LaMoncloa– sólo ha ahorrado 200.000 euros, y la casi pobreza del vicepresidente Chaves, que en 30 años de altísimos cargos –deministro a presidente de la Junta de Andalucía–, sólo ha ahorrado 60.000 euros, han conmovido a la opinión. A cambio, la fortuna de Garmendia, cinco millones de euros, es mayor que la dotación de su Ministerio. Pero, como en toda España, la crisis se ceba en los jóvenes con su primer empleo. Y el caso más dramático es el de Bibiana Aído, la
más pobre de todos, que tiene 30.000 euros y una deuda cuatro veces mayor. La primera
pregunta es qué banco o caja presta hoy tanto dinero a personas que tienen tan poco para
respaldar el crédito. La segunda es cómo pueden gestionar la crisis económica políticos tan manirrotos. La primera respuesta: cualquiera. La segunda: no saben. O han pasado a la economía sumergida.
Disgusto al juez estrella
Y Baltasar Garzón sin cobertura
Aunque muchos creen que al final los jueces del Supremo no se atreverán a condenar por
prevaricación a Baltasar Garzón, lo cierto es que este viernes le han dado un disgusto o predisgusto muy serio. No sólo han rechazado el archivo de la querella que había pedido el afortunado –en tantos sentidos– juez estrella de la Audiencia Nacional y el resto del Universo Mundo, sino que además elmagistrado ponente, Luciano Varela, pese a ser regularmente
atacado por el grupo mediático de Garzón o tal vez por ello, ha pedido que se sume a la causa por prevaricación el archivo posiblemente inmotivado por parte de Garzón de la denuncia por las responsabilidades políticas en la matanza de Paracuellos, cuyo máximo responsable a la luz de los documentos soviéticos, Santiago Carrillo, trabaja en el mismo grupo que defiende a Garzón.
Parodiando a Alfonso Guerra cuando fingió democratizar la catarsis, el Supremo parece haber hecho suya la doctrina: «Memoria Histórica p’atós». Sin cobertura, y pase lo que pase, es indudable que este milenio no arranca para Garzón tan ricamente como terminó el pasado. Y acaba de empezar.
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