Los señoritos
¿Por qué sí los de baloncesto y no los señoritos del fútbol? ¿Por qué sí los futbolistas que juegan en equipos de Inglaterra y no los que lo hacen en clubes españoles? Con el dinero que ganan poco derecho tienen al descanso navideño. Todos los años, borracheras, accidentes de tráfico, escándalos e irresponsabilidades. Que entrenen, que jueguen y que se dejen de vainas. Ya tendrán tiempo para descansar de un cansancio tan descansado. Podrían haber elegido otra profesión, menos remunerada. Los señoritos –me refiero a la mayoría que compite en la Primera División española–, perciben entre pitos y flautas más dinero al año que cualquier gran ejecutivo blindado, Goirigolzarri y Corcóstegui incluidos. Contrato, sueldo, primas, dietas, derechos de imagen y publicidad. Cobran cantidades ingentes por el solo hecho de respirar el mismo aire que el resto de la humanidad. Los que tienen la suerte de jugar en competiciones europeas, disputan dos partidos a la semana. ¿No son capaces de aguantar dos partidos a la semana? Que se dediquen a otra cosa. El resto de los días, algún entrenamiento, masajes, baños y libertad absoluta. El futbolista de élite descansa dos días completos a la semana, es decir, más de cien jornadas al año. ¿Necesitan mayor descanso? Cuando la gente disfruta de sus vacaciones de Navidad, apenas cuatro o cinco días, y más necesitada está de distracciones y espectáculos, los señoritos se largan para descansar. Vuelven con resacas, golpes y atracones. Algunos no consiguen ni volver y quedan entre los hierros asesinos de un coche lanzado a toda velocidad que se topa con un árbol u otro vehículo. Ignoran que por sus piernas, esa gente normal que es la que sostiene a los clubes que los pagan, ha invertido decenas y centenares de millones de euros. Los que se quedan para que ellos se vayan a descansar de su descansadísimo cansancio.
Creo que la Real Federación Española de Fútbol tendría que zanjar de una vez por todas lo que se ha convertido, por la costumbre, en un derecho adquirido. Después se queja de que no hay fechas disponibles para organizar encuentros internacionales. No hay fechas porque más de la mitad de los días del año los señoritos están descansando de su cansadísima ocupación, correr durante ciento ochenta minutos –como máximo– a la semana, para compensar las millonadas que perciben a cambio, que en determinados casos alcanzan y superan el escándalo social.
Son como niños, dicen, pero niños muy mal educados y peligrosos. «Tenemos los mismos derechos que cualquier persona de nuestra edad», acostumbran a sentenciar. No. Un error de raíz. No tienen los mismos derechos que un estudiante o un joven que trabaja diez horas al día a cambio de un sueldo mileurista. Cuando se ganan más de seis millones de euros al año –y equiparo por lo bajo–, no se tienen derechos, sino deberes, obligaciones y plena dedicación. Las vacaciones, cuando acabe la temporada y gracias. Los entrenamientos, de verdad. Los partidos, disputados a tope. Hay goles que cuestan un millón de euros. No a ellos, sino a quienes les pagan. No son esclavos, sino privilegiados de una sociedad que les permite todo. Cuando se retiren, que la vida deportiva es breve, tendrán dinero y vacaciones hasta el fin de sus días. Pero ahora a trabajar. Chulos del sistema.
No hay comentarios:
Publicar un comentario