¡CAMPEONES!!!!!!

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lunes, 22 de febrero de 2010

Carlos Cuesta

La «paradoja» que pagamos todos

«PARADOJA» ha llamado el presidente Zapatero a la exigencia de control del déficit de los organismos internacionales y el mercado a España, país que gasta el doble de lo que ingresa. El FMI, la OCDE, Bruselas, Standard & Poor’s,Moody’s, el Instituto de Estudios Económicos, Edward C. Prescott, Robert Lucas, Ángel Laborda, Luis Garicano,Michele Boldrin y un sin fin de expertos coinciden en la necesidad urgente de atajar el déficit. Por el contrario, el responsable de UGT, CándidoMéndez, defiende que «si Zapatero da prioridad al déficit se equivoca». Y el presidente ha optado por hacer caso a Méndez. Eso sí es una paradoja. Los compradores de la deuda española –gobiernos, empresas o ciudadanos de todo el mundo–, esos a los que Zapatero denomina «el mercado», han puesto sus reglas para prestar dinero a España. Porque es su dinero y porque si no se cumplen sus exigencias, encarecerán sus préstamos a nuestra economía, unos préstamos cuyos intereses nos cuestan tres de cada cuatro euros que pagamos por el IVA. Y lo que le parezca al presidente no importará nada en su decisión. Precisamente porque ha sido el propio Zapatero quien, con su parálisis reformista, ha dejado la economía española a expensas del dinero que procede del exterior –uno de cada dos euros que gastamos viene de inversores internacionales–. Porque ha sido él quien se ha opuesto a fuentes energéticas baratas como la nuclear; por su derroche plasmado en crecimientos del gasto anual del 6% y 7% en los años de bonanza y del 17% en plena recesión; por su despilfarro en ministerios propagandistas y promesas electorales como el cheque de 400 euros; por haberse gastado todo el superávit de 2005 a 2007 –más de 40.000 millones– sin haber reducido prácticamente ni un euro de deuda; por su apoyo a una estrategia de hiperburocratización coronada en los nuevos estatutos autonómicos; por gobernar con partidos nacionalistas que le han exigido, sólo en el último año, un aumento de los fondos a las comunidades de 7.000 millones de euros; por encarecer la fiscalidad del ahorro en más de un 25%; por su cerrazón a abaratar el mercado laboral y a permitir una relación real entre salarios y productividad; por su rechazo a liberalizar el suelo; por su afán en apoyarse en inmobiliarias para reorganizar el panorama bancario y energético a su antojo; o por mantener incentivos al fraude y al subdesarrollo como el PER. Y porque, si de veras lemolestaban tanto esosmalvados mercados que él dibuja, debería haberse acordado durante todo el tiempo que le han prestado dinero barato para financiar un descontrol que ahora pagaremos todos. Y eso, también es una paradoja.

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