La gravedad del tiempo perdido
Cada vez más autores asumen que la respuesta internacional a la crisis, a base de gasto y deuda masiva, ha agravado su impacto, como señala John B. Taylor. Porque esta crisis era y es una cuestión de pérdida totalmente justificada de la solvencia de las entidades financieras y de las instituciones que permitieron la mayor burbuja de endeudamiento –público y privado– de la historia. Disparar el gasto sin sanear las causas de este endeudamiento es, sin más, echar agua en un balde roto. En el caso español este error se repite día a día. El Gobierno ha justificado un déficit de 42.000 millones en 2008 y de 120.000 millones en 2009 por una teórica necesidad de combatir la crisis. Llegados a este punto es conveniente analizar si hemos avanzado o si,más bien, caminamos hacia el desastre. Al margen de la avalancha de 2,56 millones de parados más desde el inicio de la crisis, la desconfianza financiera en España se ha agravado. Los analistas no se creen, entre otros, los datos demora a los que se enfrentan las entidades, especialmente las cajas. Los informes oficiales aseguran que su mora ha dejado de crecer, pero, como recuerda Luis Garicano, hay dos formas de manipular legalmente estas cifras y, asombrosamente, el regulador no exige que las cajas informen de ninguna de ellas. La primera es la novación y renegociación del crédito moroso, de forma, que resurge como préstamo renovado; la segunda, el canje de deuda por activos, en su mayoría inmobiliarios, es decir, de difícil venta si no se rebajan. Lo cierto es que, tras dos años, esta mora ha aumentado un 600% hasta los 92.600 millones de euros. Y lo cierto también es que bancos y cajas han tragado con 30.000 millones en inmuebles y han reestructurado crédito por otros 60.000 millones. Traducido: que las dudas de los analistas internacionales pasan por si a esos 92.600 millones de mora no habría que sumarles los otros dos conceptos hasta casi duplicar la cifra. Todo ello sin contar con que, gracias a otra norma, las promotoras han esquivado el duro trance de plasmar en sus cuentas la actualización del valor de sus inmuebles y piden ya extender otro año este privilegio. Por eso, como dice Standard & Poor´s, no es creíble el plan de reconducción del déficit español. Porque si el tobillo financiero falla, no hay crédito, y sin crédito, España no crea empleo que pague ese déficit, precisamente porque la falta de las necesarias reformas de calado –laboral, fiscal, autonómica, energética, educativa– impide un cambio productivo de nuestra economía. ¿Soy yo el único que piensa que se ha perdido un tiempo precioso y que lo único que se ha hecho es agravar la situación?
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