¡CAMPEONES!!!!!!

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miércoles, 3 de marzo de 2010

César Vidal

Cherchez la femme!

Yo no creo en los refranes. Algunos me parecen una muestra soberana de egoísmo como esos que afirman que «por la caridad entra la peste» o que «el que da pan a perro ajeno, pierde pan y pierde perro». Por lo visto, puesto que uno no va a apropiarse el can del vecino lo mejor es no hacerle una caricia y aún ésta con cuidado no sea que acabemos todos con la rabia. Otros refranes me resultan absolutamente discutibles como aquel que afirma que detrás de cada gran hombre existe una mujer o que para entender algo se impone «cherchez la femme», es decir, buscarla.

He conocido ciertamente idiotas que debían buena parte del éxito a sus mujeres –generalmente, a una parte muy concreta de su anatomía, para ser exactos– pero también he conocido eruditos, sabios e incluso santos que lo que tenían detrás (si es que ese es el sitio donde se colocan las mujeres que mucho lo dudo) era una peligrosa majadera. En otras palabras, que el refrán se cumple o no, que diría Mariano Rajoy. Con todo, y a pesar de lo dicho, he descubierto en las últimas horas un ejemplo conyugal que me ha movido a honda reflexión. Se trata ni más ni menos que de la pareja formada por el bachiller Montilla, presidente del gobierno autonómico catalán, y Anna Hernández. En un texto anunciado últimamente, la esposa del bachiller afirma que «lo único que tenemos son deudas».

Verdaderamente es lastimoso el estado de las finanzas de la primera familia de Cataluña porque, por añadidura, Anna Hernández asegura que carecen de patrimonio exclamando: «¡Por favor!... mira, yo sólo tengo una casa, no tengo nada más, en absoluto, ni me lo podría comprar ni me lo compraría». Tan precaria es la situación que, sin duda, en un arranque de humildad sentencia –imagino que compungida– «si tenemos esta casa es porque vendimos la mía. No tenemos nada más, puedes mirarlo donde sea. Y tengo un coche de hace diez años que no pienso cambiar. Lo único que tenemos son deudas».

Todo esto me ha puesto un nudo en la garganta porque Anna Hernández, la mujer del bachiller Montilla, desempeña un cargo electivo en un municipio de Cataluña y por si fuera poco ocupa cargos en catorce empresas – sí, catorce – empleos por los que no percibe menos de cien mil euros al año. Si a estas circunstancias –que para sí querrían casi todos los habitantes de Cataluña– se añade que su hombre percibe un salario superior al de ZP, podemos comprender la pésima situación económica por la que atraviesa tan hermosa región española. Si el paro se dispara, si los depósitos bancarios se transfieren a otros lugares, si las empresas se deslocalizan, si los grandes profesionales emigran o no quieren ir a trabajar a Cataluña ni cargados de cadenas… «cherchez la femme».

La culpa de todo ello no la tiene Montilla por no haber acabado una carrera universitaria ya que asesores sin cuento suplen esa carencia. La responsable es la mujer que hay colocada detrás de él, un personaje que con unos ingresos verdaderamente extraordinarios no sólo no ha creado un patrimonio sino que además está comida de deudas. Cherchez la femme… y se verá que la culpa de los males de Cataluña los tiene la esposa del bachiller Montilla.

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