¡CAMPEONES!!!!!!

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domingo, 14 de marzo de 2010

Isabel San Sebastian

Indignidad igual para todos

Tal como nos ha contado Antonio Rubio con espeluznante precisión, Bin Laden dispone en este momento de dos millones de dólares más para asesinar a inocentes mediante atentados brutales como los del 11-M. De dos millones de dólares aportados por el Estado español en concepto de cesión al chantaje terrorista. De dos millones de dólares procedentes de nuestros bolsillos de contribuyentes impotentes ante la inminente subida del IVA. De dos millones de dólares que serán invertidos en perpetuar y multiplicar el dolor que se ha pretendido evitar.

Que nadie me pregunte qué habría hecho yo si hubiese sido mi hija la rehén de los criminales de Al Qaeda. La respuesta es evidente: lo que fuera. Cualquier cosa con tal de verla regresar sana y salva a casa. Pero yo no ocupo la presidencia del Gobierno ni he de rendir cuentas a la Nación. Ésa es la diferencia.

Conozco, porque la viví muy de cerca, la tortura que supuso para el ministro del Interior del momento, Jaime Mayor Oreja, así como para José María Aznar, resistir a la coacción planteada por ETA con los secuestros de Miguel Ángel Blanco y José Antonio Ortega Lara. Los dos se sintieron entonces, y aún hoy se sienten en cierto modo, culpables de la muerte del concejal y de la terrible agonía del funcionario de prisiones. Me consta. Pero resistieron. Optaron por el camino difícil, como ha hecho ahora el Ejecutivo británico negándose a comprar la vida de su ciudadano, Edwen Dyer, finalmente, ejecutado por los islamistas que le habían capturado en Níger. Mantuvieron intacto el honor de la institución a la que servían, haciendo gala de auténtico espíritu democrático. Plantaron cara al terror.

Zapatero, por el contrario, ha optado una vez más por el apaciguamiento propio de los cobardes, y lo mismo que él han hecho Sarkozy o Berlusconi, entre otros, para vergüenza de sus compatriotas: alimentar a la bestia con dinero fresco en un vano intento de aplacar de ese modo su sed de sangre. Engordar a quien no tiene otro empeño que liquidar todo aquello en lo que creemos. Bajarse los pantalones.

Si yo fuera una de las múltiples familias vascas extorsionadas por la banda etarra mediante el secuestro de un familiar, iría a La Moncloa a exigir que me devolvieran, con cargo al Presupuesto, el importe del rescate abonado para pagar su liberación. ¿O es que la vida de un industrial bilbaíno vale menos, en términos de interés político, que la de una cooperante catalana? Puestos a soportar indignidad, exijamos indignidad igual para todos.

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