¡CAMPEONES!!!!!!

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lunes, 1 de marzo de 2010

Juan Velarde Fuertes

Flores de Lemus seguido por la FAO

En el año 1926, «El Financiero» publicó un volumen con motivo del XXV aniversario de su fundación. En él aparecía un artículo, citadísimo después, del gran economista español Flores de Lemus, titulado «Sobre una dirección fundamental de la producción rural española». Efectuaba allí una profecía. Conforme subiese el nivel de ingresos de los españoles, y parecía que eso era forzoso, su consumo alimenticio se dirigiría cada vez más hacia las proteínas de origen ganadero, abandonando los bienes inferiores tradicionales: trigo, leguminosas. Todo ello cambiaría el panorama rural español. Más adelante, Enrique Barón, en su obra «El fin del campesinado» señaló que esa demanda de proteínas generaría un aumento de la producción de aquella ganadería que fuese capaz de sustituir por capital una mano de obra cada vez más escasa y cara en el campo a causa de la industrialización del país y de las fuertes migraciones interiores hacia las áreas urbanoindustriales. Eso es lo que explica, por el denominado «efecto Barón», el auge del ganado de cerda o de la avicultura, y la decadencia del ganado lanar.
Así estaban las cosas, cuando la FAO ha irrumpido el 18 de febrero de 2010 en ese terreno con su informe anual habitual, el SOFA o «The State of Food and Agriculture», titulado «Livestock in the balance» que he consultado en http://www.fao.org/publication/sofa/es/ en el que analiza lo que forzosamente se tenía que producir: la proyección a nivel mundial de la profecía de Flores de Lemus. Sencillamente, los países en vías de desarrollo, y en cabeza China, al progresar, demandan más productos ganaderos, y en los ya desarrollados, el proceso continúa y se proyecta, como consecuencia del avance demográfico mundial, con mucha amplitud. Pero he aquí que inmediatamente esto plantea un posible riesgo que sólo algunos investigadores relacionados con el problema del cambio climático habían comenzado a rozar. Leamos este párrafo: «El crecimiento rápido del sector de la ganadería... ha engendrado riesgos sistémicos que podrían tener consecuencias... catastróficas para los medios de subsistencia, así como para la salud humana y animal y para el medio ambiente».
Ha llegado el momento del debate crítico porque estas cuestiones afectan al mundo campesino español, a nuestras industrias alimentarias, a las organizaciones campesinas -la FAO plantea la cuestión del incremento de cooperativas- y quizás al cambio climático. Sostiene este documento (págs. 64-65) que la ganadería es responsable del 18% de las emisiones de efecto invernadero, fundamentalmente de metano -más, por ejemplo, que los transportes-, señalándose que debe encarecerse por los Gobiernos la producción de carne, y que ésta debe orientarse más a la de cerdo y pollo que a la de vaca.
No debemos dejar estas cuestiones sin crítica seria, porque si no tenemos ideas claras, vamos a debatir mal en el Kioto de turno, como lo hicimos en el primero, con el daño que actualmente experimentamos.

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