La demostración sindical
Lo que nunca hicieron aquellos sindicatos verticales fue interferir en la política económica del régimen, fuera la autarquía cuartelera, fuese la liberalización tras el Plan de Estabilización de 1959 y el desarrollo económico que cambió España por completo. Los de ahora tampoco se meten en política: desde la huelga general de la UGT de Redondo contra la política felipista, la verticalización o integración de la izquierda -política, económica, social y artística- ha convertido a los sindicatos siameses UGT y CCOO en órganos ordenadamente bulliciosos que hacen su demostración una vez al año. Cuando entonces, el 1 de Mayo, Franco asistía al acto en el Bernabéu, pero aplaudía más bien poco: sólo a lo realmente popular, que eran los Coros y Danzas. Las apoteosis geométrico-gimnásticas que, con aros, floripondios y otros adminículos, arrancaban ooohes al rendido público, no digo que no, pero lo que de verdad enardecía al personal era la sardana, la muñeira, las danzas vascas o la jota en sus muchas variantes, culminadas por la briosa Jota de Calanda. Ahora el folklore sindical es cosa de Pilar Bardem y de El Gran Wyoming, que poco antes de actuar denunció ser víctima de un «linchamiento mediático». ¿Prepara autobiografía? Tal demostración merece comentario aparte.
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