¡CAMPEONES!!!!!!

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sábado, 30 de enero de 2010

Martín Prieto

Rajoy es un laberinto

La única vez que Mariano Rajoy se salió de la carretera fue, precisamente, a la salida del pueblo de Pepiño Blanco, quien nunca logró ser elegido alcalde, estrellándose de tal mala manera que se rompió la cara, dejándose desde entonces la barba para emboscar las cicatrices que le habían quedado. No venía de hacer un botellón, aunque se enamoró de «Viri», tomándose una copa en la noche, y es que es muy tímido, especialmente con las niñas. Sería un conjuro de meigas que el Ministro de Fomento actual le urdió en una curva. Felipe González y José María Aznar, se vieron obligados a patear largas travesías del desierto hasta poder ganar unas elecciones. Parece que eso no se le permite a Don Mariano. Demasiada prisa. Rajoy perdió sus primeros comicios por el doloroso 11-M, que fue claramente manipulado por la dirigencia de José Luis Rodríguez Zapatero, hasta violar la actual ley electoral y no llegó suficientemente bien encorsetado a la segunda convocatoria electoral por las falsedades de ZP y Pedro Solbes, acerca de «la crisis» que negaban con énfasis, y aún así, ganan votos, dejando al PSOE en mayoría minoritaria.
Para lograr la alternancia que toda democracia necesita, con éste socialismo confuso, convulso, difuso e intervencionista en la vida social, no hay otro candidato mejor que Rajoy. Dicen en el Cono Sur que no se debe cambiar caballo a mitad de río, que es la traducción criolla a la sentencia de Ignacio de Loyola de que en tiempo de tribulación no hacer mudanza. Mariano Rajoy es buen gallego templado, heredero áulico de José María Aznar, con una experiencia en el manejo de la Administración del Estado, que Zapatero jamás la hubiera soñado para sí, durante sus 14 años de culiparlante del PSOE, como diría Márquez Reviriego. Al menos éste registrador de la propiedad, que hubiera ganado mucho dinero en la vida privada, sabe leer unos Presupuestos Generales del Estado. Ya se le santificó en Valencia y otro congreso que lo ratifique en 2011, será tan útil como verter leche a la cuajada, o asar la manteca, que siempre salpica. La derecha, históricamente, jamás cierra filas, al contrario que la izquierda que siempre levanta un muro. Está bien que Rajoy suscite discrepancias entre los suyos, pero no hay caballo y/o yegua en la pista de salida. Para derrotar (porque es un régimen) no hay otro que Mariano Rajoy, capaz de romper el «Pacto de Tinell» (El vasar del comedor de la Generalitat) o el círculo sanitario al que se refería el emigrado actor Federico Luppi. Después no sé, pero ahora el hombre de la derecha es Mariano Rajoy...

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