¡CAMPEONES!!!!!!

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sábado, 30 de enero de 2010

Martín Prieto

Jubileo o estajanovismo

Siempre he supuesto que el mejor plan de pensiones es morirse a tiempo. La jubilación a los sesenta y cinco años es un alivio aunque destruya largos conocimientos, experiencias acumuladas y maestrías. Retrasar dos años el jubileo es un cuchillo de doble filo: por una parte hay gente que aún tiene mucho que decir hasta su muerte y a otros habría que jubilarlos a los cuarenta años. La inteligencia no es cualificable por el Consejo de Ministros. Todas estas historias acerca de los retiros forzosos no tienen nada que ver con la realidad, sino con la cuenta de resultados de la caja de la Seguridad Social. En este país podríamos jubilar a Camilo José Cela o a Miguel Delibes, al doctor Gregorio Marañón y hasta a Ortega y Gasset, si nos place.
Elevar la edad de jubilación a los sesenta y siete años afectará a la masa de trabajadores del andamio. Una recua de medio-inválidos acudirá a sus tajos tosiendo sus desdichas. Si esto es socialismo, que venga Dios y lo vea. La falsa pero idílica imagen del jubileo va a quedar destruida porque la parca acecha. Para que a estos cocodrilos les puedan cuadrar las cuentas de los Presupuestos, más les valdría aprobar el trabajo de por vida; todos amarrados al duro banco de la galera, con Corbacho de cómitre, arreando con el látigo.
La televisión del Estado arroja de sus lares a hombres y mujeres a los cincuenta años, y a los demás nos quieren prologar el tránsito diecisiete años más. Película de terror para vagos. Paul Lafarge, marido de Laura Marx, la hija de Carlos Marx, fue el que propició «el derecho a la pereza». Ahora los progres preconizan el estajanovismo. Deberemos morir en el tajo según los socialistas.

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