¡CAMPEONES!!!!!!

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sábado, 24 de abril de 2010

Florentino Portero

Polvo en el camino

Los últimos cincuenta años de política europea han estado marcados por el discurso europeísta. Teníamos una meta: superar la guerra, desarrollar nuestras economías y garantizar los servicios sociales. Desde el Tratado de Maastricht el proceso dio un salto cualitativo, superando el marco económico para aspirar a una mayor convergencia en el terreno político y de la justicia. Tras años de debates y ensayos fallidos finalmente ha entrado en vigor el Tratado de Lisboa, que desarrolla el entramado institucional al tiempo que concede nuevas competencias a las autoridades europeas.
Ya no hay excusas para justificar inacciones o falta de coordinación, sin embargo lo que ve el europeo de a pie es que ahora más que nunca priman los enfoques nacionales.
Los gobiernos europeos han sido incapaces de fijar una estrategia común para hacer frente a la crisis económica. En política exterior y de seguridad estamos ante un claro proceso de renacionalización, con la irrupción de una Alemania que deja atrás sus complejos para defender sin ambages sus intereses y perspectivas. El incumplimiento de las condiciones establecidas en el Pacto de Estabilidad y los posteriores rifirrafes sobre cómo afrontar la crisis griega ahondan la percepción pública de que no estamos en el camino prometido.
Lo que está ocurriendo en los aeropuertos europeos es más de lo mismo. La población entiende perfectamente que nada se puede hacer frente a una nube de polvo volcánico, y que la seguridad está por encima de todo. Pero eso no justifica el caos organizativo. Tras cincuenta años de convergencia y ante la dimensión continental del problema al que nos enfrentamos, el europeo de la calle cree tener derecho a que las autoridades actúen de forma coordinada, eficaz y con criterio. Exactamente lo que no ha ocurrido.

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