¡CAMPEONES!!!!!!

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miércoles, 19 de mayo de 2010

Agapito Maestre

Más que un sentimiento

El miércoles, 12 de mayo de 2010, es más que historia para los atléticos. La noche de Hamburgo ya es leyenda. El uruguayo Forlán es su ídolo. El jueves, 13 de mayo, nadie olvidará la celebración. Las calles del centro de Madrid estaban llenas de seguidores del Atlético de Madrid. La celebración, sin embargo, nos trascendía a los atléticos. Era algo superior a unos aficionados al fútbol. Vimos de golpe que "ser" atlético es una condición ontológica. Es más que un sentimiento de un grupo de aficionados. Es una forma de ser. Es el conocimiento de la derrota. Ser del Atlético es una unidad de medida sobre qué es la pérdida de lo más valioso.

Ser del Atlético es algo más que una estética y más, mucho más, que un sentimiento. Es una referencia moral. El Atlético de Madrid ha hecho de la derrota su principal victoria. La derrota es la mejor aliada de la afición atlética. "Mil" años después de millones de disgustos atléticos tenemos una copa. Es la prueba para no ceder a la tentación de profetizar leyes históricas ni caer en la superstición del progreso inevitable de la humanidad. No hay triunfo final. El sufrimiento es todo. He ahí la base de simpatía que despierte en el resto de los españoles este club: uno puede estar con el Real Madrid o con el Barcelona, pero verdaderamente ser sólo se puede ser del Atlético.

Tenemos equipos para disfrutar, o peor, para despreciar e incluso insultar, pero para "sentirnos ser" sólo tenemos el Atlético de Madrid. España entera es atlética. España es un país doliente. Sufridor. Es nuestra condición. El conocimiento de una pérdida valiosa es siempre superior a la victoria. Nada puede devaluarse de las grandes pérdidas. Y, sin embargo, el Atlético celebra estos días un gran triunfo. Es la excepción de un club melancólico. El triunfo atlético en Hamburgo fue grandioso y, como casi todo lo grande, tan bello como efímero. Una singularidad. Fue el gran acontecimiento para que no caigamos en la tentación literaria, en el impulso humanista, a reducir el saber y la vida a la literatura; pues que del fracaso humano está hecha, quién puede ponerlo en duda, toda gran literatura. Pero, siempre hay un pero, el Atlético, por encima de todo, seguirá siendo un club literario. Cervantino. Todos quieren al doliente. Todos saben que no existe mejor unidad de medida del dolor que el seguidor del Atlético de Madrid.

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