¡CAMPEONES!!!!!!

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viernes, 23 de julio de 2010

Federico Jiménez Losantos

COMENTARIOS LIBERALES
La Derecha, entre el 34 y el 36

Para muchos es una sorpresa que el PP esté permitiendo a Zapatero liquidar el régimen constitucional, romper la Nación y pulverizar el Estado. Pero es lo que cabía esperar de un Rajoy que, sin entrar en su tortuosa personalidad, se rindió en 2008 al modelo de taifas socialista sobre la misma base: aceptar las taifas en el PP. Diríase que le ha salido bien, porque sobrevivió a su segunda derrota electoral gracias a Camps y Arenas, y ahora toca con la mano de las encuestas el cielo del Poder. Sin embargo, para sostener un liderazgo escuálido, Rajoy tuvo que sacrificar el carácter nacional del PP. Y ahora que toca retratarse a los nacionales ante el Estatuto de Cataluña y la implícita secesión de aquella parte de España, Mariano se declara "objetor de conciencia" y ni siquiera habla del asunto en el Parlamento. El resultado es que Zapatero ya ha puesto en marcha un plan para el País Vasco como el de Cataluña: la liquidación de España a medio plazo -dos o tres citas electorales- con tal de que le permitan a él llegar a 2012, como candidato o como estrambote. En la duda, Mariano se apresura a esperar.

Lo peor del PP es que siempre espera que otros hagan su trabajo. El de Aznar, los medios, a los que no perdonó su ayuda. El de Rajoy, los medios enemigos a cambio de gallardonizarse; y las instituciones, o sea, el Rey. Pero como en la II República, las instituciones son cáscaras vacías y nadie va a entregarle sonriente el poder a Rajoy. Si gana, el PP deberá hacer frente desde el Gobierno a una rebelión de nacionalistas y socialistas como la de 1934. Si pierde, y desde la oposición, el PP afrontará su exclusión guerracivilista de la vida pública, como en 1936. La Derecha de entonces (radicales y CEDA) quiso y pudo frenar militarmente el golpe de Estado PSOE-ERC en 1934, pero no se atrevió a desmantelar a los golpistas, que en dos años volvieron a las andadas y desde el Poder. La CEDA de Gil Robles hizo una brillante oposición parlamentaria, pero frente a la revolución en marcha y en armas sólo opuso discursos. Confiaron en que el Ejército y la Iglesia hicieran frente a sus victimarios, al precio de decenas de miles de cadáveres. En vísperas del nuevo 34, Rajoy ha decidido discursear, como Gil Robles en el 36. Y ante la secesión, o sea, en el nuevo 36, el PP irá a pedir ayuda al Rey y al Ejército, irreversiblemente apolillados. Todo igual, pues, pero peor.

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