Federico Jiménez Losantos

Campaña electoral multiorgásmica

Al principio fue Carmen de Mairena, transexual profesional. Luego, la actriz porno María Lapiedra, separatista nacida en Lérida, criada en Mollerusa y con puticlub en Aranjuez, que declara su apoyo a Joan Laporta, tal vez por haberse quedado en calzoncillos en un aeropuerto o bañarse en champán francés despreciando el cava tras un triunfo del Barça. Alicia Sánchez Camacho decidió emular a Angelina Jolie como Alicia Croft, atractiva videoheroína que mata inmigrantes ilegales. Pero Montserrat Nebrera, su rival en las primarias del Partido Popular y ahora con su propio partido, no se quedó atrás: aparece en un vídeo en el que, tras oírse un aullido orgásmico, sale de la ducha con una toalla diciendo que daría un escándalo si se la quitara. Ridao (ERC) bebió de más y acabó besándose con una de la Cuatro.

Pero a todos gana el todavía president Montilla: un vídeo del PSC muestra a una joven que al votarlo tiene un orgasmo. El candidato más apuesto, Albert Rivera, de Ciudadanos, que en las pasadas elecciones apareció desnudo y con un balón en su zona genital, aparece ahora vestido aunque rodeado de gente desnuda. Qué pacato.

ZP el nefelibata y Mariano el deportivo

La imagen de Rajoy volviendo a su escaño mientras Zapatero lo abronca desde la tribuna del Congreso es lo único que ha quedado de una feroz sesión de control en la que Mariano pidió elecciones anticipadas y el presidente del Gobierno admitió por primera vez que la famosa recuperación económica que anuncia desde hace tres años puede desembocar en otra recesión.

Días antes, el líder del PP dijo que a él lo que le gusta es el deporte y lo que le apetece ver es Teledeporte, no ciertos servicios informativos, así que tal vez Rajoy se dedicó a pasear deportivamente por la M-30 del Congreso en vez de ocupar su escaño para replicar a un ZP en horas subterráneas.

O quizás estaba en su despacho viendo un partido de baloncesto en diferido que emitía Teledeporte. El caso es que uno no da la talla para gobernar y el otro no muestra ambición de cambiar a fondo las cosas; uno se arrastra hacia la derrota y el otro se dirige cansinamente a la victoria. ZP vive en las nubes, como el nefelibata machadiano.

Y Mariano bosteza en su escaño durante el debate. Será su forma de identificarse con los parados.

Condenada a muerte por cristiana

El silencio de los Estados democráticos, las feministas y los dizque defensores de los derechos humanos es estruendoso. La Alianza de Civilizaciones es el Mudito de Blancanieves. Y el islamismo moderado también enmudece ante las víctimas del Islam sin moderar. Medio centenar de personas -un tercio niños- son masacradas en la catedral de Bagdad. Irán saca en televisión a la pobre Sakhineh culpándose de cualquier crimen y diciendo que merece la horca. Y lo mismo puede pasarle a la paquistaní Asia Bibi, condenada a muerte por «blasfemar contra el Profeta». La blasfemia es que otras mujeres no le dejaban en el trabajo traer agua por «impura» y, ante sus ataques, ella dijo: «Jesús murió por todos los humanos; ¿qué ha hecho Mahoma por vosotras?». Buena pregunta, que el imán paquistaní, juez y parte, contestó así: Sólo le perdonaría la vida si abrazaba el Islam; Asia Bibi dice que prefiere morir como cristiana a vivir como musulmana y milagro será que El Vaticano no la excomulgue antes de que los muslimes la ahorquen. La sagrada libertad de conciencia brilla por su ausencia.

Pajín, ¿positivo en un control de alcoholemia?

Leire Pajín, ministra de Sanidad, Igualdad y Brujería (la recordamos luciendo la pulsera curalotodo Power Balance, que ahora persigue) ha protagonizado otro episodio que muestra su idoneidad para el cargo. Según algunos medios, en una fiesta en Benidorm, finca del clan de los Jin, estaba la ministra de juerga cuando un beodo de otra tendencia política la agredió verbalmente al estilo del alcalde de Valladolid. Leire le dijo que se hiciera el control de alcoholemia, lo que, asumido por el borracho, le llevó a constatar lo que su aspecto anunciaba: más alcohol en la sangre del legalmente permitido. No se rindió el borracho y achacó a Maite Iraola (o Mamajín, la mamá concejal de Leire, madrina del tránsfuga del PP que ha regalado la alcaldía al PSOE) la manipulación del artilugio. Leire, para desmentirlo, se mostró dispuesta a probar el alcoholímetro. Pero la ministra sopló y sopló y su casita derrumbó. El control arrojó un nítido positivo, que Leire despreció diciendo: «estos chismes no funcionan». Si lo que dicen es cierto, tal vez sea su primera reflexión autocrítica.