Rodiezmo
Lo de Rodiezmo, a Zapatero, le queda mono. Lo contaba Vilallonga de una sobrina en trance de boda. Sus padres le acompañaron al modista. La niña se probó el traje de novia. La madre quiso saber la opinión de su marido. –Le queda mono–. –¿Verdad que sí, que está guapísima?–; pero el marido y padre no se movió de su sitio. –No he dicho que esté guapísima. Sólo que le queda mono–. A Zapatero le sucede con Rodiezmo lo mismo que a la sobrina de Vilallonga con el traje de novia. Que le queda mono. El pasado domingo se llevó a Leire Pajín y Bibiana Aído. Leire estaba muy bien disfrazada de proletaria. Anda en tribulaciones. Su mamá quiere mandar en el Ayuntamiento de Benidorm con la ayuda de un tránsfuga del PP y la Pajín ha decidido que madre no hay más que una. Y Bibiana Aído, de pasarela de los viejos almacenes «Gum» en la Plaza Roja de Moscú. Puño alzado, vista al horizonte, sonrisa medida y cantando «La Internacional» con acento gaditano, que pierde fuerza por el castigo a las eses. «Arriba lo pobre der mundo»… Alfonso Guerra sí. Frenesí puro y duro. Es su día del año. Ha pasado de Mahler y Antonio Machado a la pasión minera. Como Cándido Méndez, que mira a Zapatero como si éste fuera un buñuelo del Bierzo relleno de crema. Ahí, en la tribuna de Rodiezmo, el único que encaja es el incombustible José Ángel Fernández Villa, el honesto dirigente sindical minero. El resto, de película española. No me gusta dar ideas para enriquecer al prójimo, pero me temo que ya la he dado. Hay que rodar una película en Rodiezmo. A Bibiana Aído podría interpretarla Aitana Sánchez-Gijón, que está como Esteso y Pajares en la época del destape. Es decir, en todas las películas que se producen. Lo haría requetebién, dándole ese aire de trascendencia de izquierdas que a Bibiana le falta. De Leire Pajín, Pilar Bardem. No se parecen nada de nada, pero a Pilar hay que darle un papel como sea. De Alfonso Guerra, Juan Diego. Como es él, sulfúrico y eficaz. Y de Zapatero, Jeremy Irons, porque el Presidente ha vuelto de «La Mareta» hecho un pincel. Un pincel que sólo sirve para ser pincel, pero pincel al fin y al cabo. Y de director cualquiera de la nómina oficial, el que elija Roures. Puede ser la película del año, y ya me figuro las colas la noche del estreno. Eso sí, habría que inventarse algún detalle. Si la película va de minas, no puede ceñirse a la realidad. En Rodiezmo sólo vive un minero en la actualidad y el alcalde es del Partido Popular. Montar un mitin minero donde sólo vive un minero es original, pero nada práctico. Queda mono, eso sí, y con Leire y Bibiana, más aún, pero al final resulta ridículo.Hubo discursos, pero me interesa más la foto. Los discursos en esos actos acostumbran a ser unos tostones. Y se dice lo mismo que en 1925. Lenta renovación de ideas y argumentos. El empresario es muy malo, los sindicatos muy buenos, hay que meter en vereda al malo y hay que premiar al bueno quitándole el dinero al malo que no quiere dárselo voluntariamente al bueno, entre otros motivos, porque si el malo da el dinero al bueno, el bueno no lo recibe y siempre se lo quedan los del cine español. Rodiezmo, gran película.
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