¡CAMPEONES!!!!!!

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sábado, 12 de septiembre de 2009

José Mª Marco

De mayo a septiembre

La revuelta de mayo del 68 fue, según el ensayista Raymond Aron, una revolución imposible de encontrar. No se tradujo en términos políticos porque, en cuanto se rompió el hechizo del ambiente revolucionario, la derecha volvió a ganar las elecciones… hasta doce años después. Para entonces ya había empezado a difundirse la atmósfera de relajación y permisividad en las costumbres que fue la principal herencia del 68. A veces, esa herencia revolucionaria cobra una nueva forma, más incisiva, por así decirlo. Hubo quien la encontró en los disturbios de las barriadas de los alrededores de París de hace algunos años, y hay quien la ha encontrado en la noche de Pozuelo. En las primeras había un ambiente de frustración y de resentimiento. En las segundas, aparentemente, más de jolgorio y diversión que de otra cosa. Los jóvenes de Pozuelo debían de llevar bebiendo –disfrutando del botellón, como dijo una representante de la Policía– desde la tarde. A las horas en que tuvieron lugar los hechos, la imaginación, claro está, se había hecho con todo el poder. (Sin duda alguien bien organizado sacó provecho.) Los jóvenes sabían, como así se ha demostrado por ahora, que se les considera irresponsables de sus actos. No van a dar cuenta de ellos ni ante el municipio, ni ante la justicia, ni, mucho menos, ante sus padres, las más de las veces adolescentes eternos, herederos del 68 a los que los niños mantienen a raya. Así ha empezado a colapsarse la cadena de transmisión de valores en la que ha consistido una forma de ver la vida, una cultura. ¿Qué inculcarán estos jóvenes a sus futuros hijos? ¿Encontrarán una forma de convivencia en sociedad que no sea la violencia, tan manifiestamente invocada en Pozuelo? Cuando no se comparten valores, porque se ha hecho todo lo posible para acabar con ellos, no queda más recurso que la coacción. Parece que la revolución, al final, se ha hecho carne.

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