Lugar para el optimismo
De la familia depende el futuro de la sociedad europea, decía el lema de la convocatoria. Por tanto podemos ser optimistas: como hemos visto en Madrid ayer, hay millones de personas que siguen construyendo su vida alrededor del ilusionado y eficaz esfuerzo de hacer familia. Hay futuro; ésto es lo que se ha mostrado de nuevo en Madrid: cientos de miles de personas alegres en familia y que dan la cara en público por aquello que realizan en la intimidad del hogar día a día: construir familia.
De la familia depende el futuro de la sociedad europea, decía el lema de la convocatoria. Por tanto podemos ser optimistas: como hemos visto en Madrid ayer, hay millones de personas que siguen construyendo su vida alrededor del ilusionado y eficaz esfuerzo de hacer familia. Hay futuro; ésto es lo que se ha mostrado de nuevo en Madrid: cientos de miles de personas alegres en familia y que dan la cara en público por aquello que realizan en la intimidad del hogar día a día: construir familia.
La familia no está en crisis, pero hay muchas personas en crisis -despistadas por las ideologías antihumanistas, como la de género- porque ya no se aclaran sobre cómo ser humanos; y ésto afecta a algo tan humano como la familia. Para ayudar a la familia hoy, hay que ayudar al ser humano a aclararse sobre sí mismo. Por eso, la Iglesia, maestra de humanidad, da la cara de forma coherente por la familia, como volvió a hacerlo ayer. Y yo se lo agradezco.
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