¡CAMPEONES!!!!!!

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martes, 29 de diciembre de 2009

Martín Prieto

Machismo-Leninismo

La acuñación pertenece a Camilo José Cela, con la que se definía. En el fondo, lo de Camilo era un problema de cuernos y aquello que «es que a mí no me gustan las mujeres de mi edad». En el fondo, era tan sentimental que criaba grillos en su casa («es muy fácil, joden solos») y tenía clausurada una ventana con un cartel avisando que estaban anidando unas golondrinas.

El juez de familia Francisco Serrano ha pateado el hormiguero suponiendo que hay miles de hombres sujetos a denuncias falsas por parte de sus parejas sobre violencia de género. La mujer tiene menos masa muscular que el hombre y su encaje hormonal huye de la confrontación para buscar un acuerdo y relajar la tensión. Las mujeres son pactistas y no agresoras, salvo casos excepcionales o legítima defensa propia.
La Policía y los jueces no siempre son unos boludos y saben distinguir las señales externas e internas de una mujer maltratada. Para eso existen los médicos forenses y es muy difícil, por no decir imposible, que una fémina indemne meta a su pareja en la cárcel. Cabe la violencia psicológica y hasta moral, pero eso ya es otra cosa, más difícil de hilar. Aquí las que mueren asesinadas en sus casas son las chicas, a más de una por semana, y son prácticamente inexistentes los varones muertos en la cocina bajo el rodillo de amasar, la bomba atómica del ama de casa.
El juez Francisco Serrano es machista-leninista suponiendo de la mujer antes la perfidia que su victimario. Mientras no cambien los datos y la misoginia rampante deje de ser uno de nuestros analfabetismos, el segundo sexo (Simone de Beauvoir) necesitará discriminación positiva hasta que se civilicen los machistas-leninistas. Este conflicto viene de muy antiguo y ya el primer ministro Calomarde, tras ser abofeteado en público por una reina de España, comentó: «Manos blancas no ofenden».

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