¡CAMPEONES!!!!!!

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lunes, 25 de enero de 2010

José María Marco

La lengua de la democracia

Hace unos años una alumna que venía de un centro de enseñanza gallego me describía así las clases en su instituto. El profesor utilizaba el idioma (gallego o español) que quería y los alumnos hacían otro tanto. Los ejercicios escritos y los exámenes iban escritos en la lengua que el alumno deseaba. Se daba el caso de exámenes escritos en gallego corregidos por profesores que no dominaban bien esta lengua. Los nombres propios iban a su aire y no eran raros los textos o las exposiciones orales que mezclaban los dos idiomas. Por lo que se va sabiendo de la nueva legislación sobre enseñanza en Galicia, parece que esta situación va a ser establecida como definitiva. Es posible que se trate de la única solución aceptable, e incluso razonable, política y técnicamente. No hay forma de costear un sistema de enseñanza público que garantice la libertad de elección de la lengua para todos los alumnos. La Constitución, por su parte, considera oficiales los dos idiomas, por lo que la Comunidad Autónoma, en representación del Estado español, tiene la obligación de impartir ambas. Así se llega casi por fuerza a este sistema en el que la lengua, en vez de ser tratada como uno de los fundamentos mismos de la enseñanza, es considerada un simple vehículo cuyo conocimiento es estrictamente utilitario. El resultado lo sabe todo el mundo. Los alumnos no conocerán bien ni un idioma ni otro. En cambio, no se sabe exactamente qué pasará en el momento en que nadie, excepto tal vez una minoría exigua, domine ninguna lengua. Es posible que en un mundo de móviles y mensajes instantáneos, eso no importe mucho. Aun así, no deja de ser sorprendente que un sistema político como la democracia española, destinada en sus textos fundacionales a respetar y proteger la riqueza del patrimonio lingüístico español, esté llevando (y no sólo en Galicia, aunque por otras razones) al colapso de todas nuestras lenguas.

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