¡CAMPEONES!!!!!!

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domingo, 21 de marzo de 2010

Antonio Lucas

'Generación Ni-Ni'

Anda la parroquia desalentada por la escena de esos adolescentes que protagonizan un programa de La Sexta, 'Generación Ni-Ni', donde la chavalería se alivia la desgana y el peso de la hormona arpegiando eructos y acercando bragueta al rostro de la compañera de cuarto. Echar al terrario de un plató a unos adolescentes abúlicos para ver cómo despiojan las horas tiene su peligro. Al final queda lo que hay: una realidad infraleve, marginal, aburrida, chapucerilla, de una idiotez algo navajera.

Por la televisión sabemos lo que ya sabíamos. Pero si te fijas es posible encontrarle a los chicos 'Ni-Ni' su modelo, su antecedente, su aspiración incluso, aunque ellos aún no lo saben. Toda generación tiene su desnivel, su símbolo de ida y vuelta, su mentira esmaltada. Mira si no lo de Luis Roldán, el falso costumbrismo de su salida del talego en autobús de línea, ese disfraz de espía en una de Mortadelo, la caución de parecer pobre como los pobres que roban mucho. Es la plástica definición de un tiempo vulgar que se repite: el esparadrapo en todas las bocas, los comisionistas del secreto, la orgía cuartelera del dinero, el clímax de los carpantas liberados y masivos que echaron a correr redimiendo a otros con su silencio y con su cárcel. Es el triunfo de Felipe González. Y de ahí en línea recta, de todos los demás. Al final nuestra ruta democrática se define también entre el Dioni (por el lado del benévolo bandido) y Roldán (que limita con el tonto útil). Moldes de esta España espongiforme, "de esta segunda inocencia/ que da en no creer en nada", como le decía Machado a los niños de Castilla.

Quizá por eso resulta más humano simpatizar con la astenia desorejada del muchacho 'Ni-Ni', con esa juventud sin escolarizar que es zoología de primavera y su única delincuencia es apandar el bocata del colega. No tienen sentido político ni social. No son de derechas ni de izquierdas. Ya no se escandalizan de nada. Pertenecen a esa franja de peña bloqueada y programada para perder todas las guerras. Pero sospechan que alguien les estafa, aunque todavía no saben quién, ni cómo, ni porqué. Son (¿somos?) los herederos de la falsa teología de la prosperidad, aquel trapicheo de maletines y sobornos a la sombra del Estado. El futuro no les va a respetar ni el sitio en el puto andamio. Ése es el drama. Pero lo que nos da escándalo es verlos escupir en la sopa. Queda feo. A ver si aprenden de Roldán, que ha salido de prisión con gran provecho y sin manchar: sobrio, millonario e igual de mediocre. La operación ha sido un éxito. Hay que joderse.

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