¡CAMPEONES!!!!!!

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domingo, 21 de marzo de 2010

Pedro G. Cuartango

Caídos en desgracia

Una de las características del poder es su volatilidad. Hay muchos ejemplos de personas que gozaron de un gran poder y lo perdieron de repente por diversos motivos.

Don Gaspar de Guzmán y Pimentel, conde duque de Olivares, fue el valido de Felipe IV, el hombre que gobernó España y su imperio con mano de hierro durante más de 20 años. Sus derrotas militares y sus enemigos en la Corte acabaron con él. Fue desterrado a Toro y juzgado por la Inquisición.

Teresa Fernández de la Vega ha gobernado durante seis años como valida de Zapatero, pero también ha caído en desgracia. Sus días en el Gobierno están contados y, lo que es peor, ha perdido esa aura de infalibilidad de quienes están en el poder. La pitan en Valencia y sus ex ministros la dan por acabada.

Lástima porque, como Olivares, es una mujer competente, trabajadora y eficaz. Mientras Zapatero se dedicaba a gobernar el partido, ella ha mandado en el Gobierno.

Lo mismo que Olivares tuvo que luchar en duras intrigas palaciegas contra el duque de Lerma, De la Vega ha mantenido un pulso permanente con José Blanco, que probablemente será su sustituto.

Blanco era el lugarteniente de Zapatero en el partido, De la Vega era quien hacía funcionar la maquinaria de la Administración. El duelo va a acabar con la victoria del primero.

De nada le ha servido su proximidad física a Zapatero en La Moncloa, como de nada le sirvió al conde duque su condición de sumiller de corps y caballerizo mayor.

Los validos siempre son vulnerables porque los monarcas sienten la tentación de culparles de sus propios errores. Y esto es lo que le ha sucedido a De la Vega.

La vicepresidenta ha intentado cohesionar el Gobierno y mantener el timón frente a las presiones nacionalistas, lo mismo que Olivares diseñó una centralización administrativa para poder gestionar un imperio en crisis. Pero ni una ha podido frenar el desgaste del Ejecutivo a causa de la crisis ni el otro pudo evitar la decadencia de una España arruinada por las guerras de los Países Bajos.

Olivares fue un gran reformador en una Corte inmovilista y De la Vega ha puesto letra a la música que entonaba Zapatero.

Ambos han sido víctimas de su propia incapacidad de ocultarse cuando las cosas vienen mal dadas.

Lo malo de Zapatero es que está acumulando demasiados cadáveres en el armario: Jordi Sevilla, Solbes, López Aguilar y ahora De la Vega, cuyos colaboradores han empezado a salir ordenadamente del palacio presidencial.

Tarde o temprano los muertos acaban por pasar factura, aunque ese momento no ha llegado para un Zapatero que todavía tiene demasiado poder para que los fantasmas del pasado resuciten de su tumba.

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