¡CAMPEONES!!!!!!

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viernes, 12 de marzo de 2010

David Gistau

Honor e insultos

El ministro Moratinos lleva semanas siendo ante la opinión pública lo mismo que el 'clown' que sólo sale a la pista a que le estampen una tarta en la cara. Además, con un esfuerzo de contención ingrato, ha atravesado las crisis venezolana y cubana dejándose humillar, igual que Woody Allen permitía que los pandilleros del barrio le pisaran las gafas, por matachines sacados del Tirano Banderas para los que no prepara la experiencia acumulada en cenáculos diplomáticos.

Hay que comprender que necesitara un desahogo, una catarsis, un golpe de genio terapéutico. Y, la verdad, mejor que llevar el mal humor a casa fue aliviarlo durante un minuto de furia contra Gustavo de Arístegui, que pasaba por ahí y se llevó la bronca que Moratinos no se atrevió a pegar a su homólogo venezolano por el desbarre acerca de la "mafia de Aznar". O al propio Chávez, por cobijar etarras y soltar luego la chulería de que Zapatero y el Rey deberían "sujetar a sus jueces". O a los hermanos Castro, por arruinar esa misión de agente de la Transición cubana para la que Moratinos se siente señalado por el destino con descuidos tales como dejar morir en la cárcel a disidentes torturados.

La transformación de Moratinos –de bondadoso 'gusiluz' de almohada a iracundo fajador parlamentario– fue tan vehemente que dejó de vocalizar para ponerse onomatopéyico y uno creyó que terminaría necesitando un masaje cardiaco. Qué tecla de la mala conciencia le pulsaría Arístegui cuando le acusó de cultivar relaciones con Estados de naturaleza totalitaria con tal afán que hasta permitiría los insultos a España, la impunidad de la colaboración bolivariana con ETA y la indefensión de ex presidentes y jueces como Velasco, al que Moratinos insiste en llamar "Velazco".

Respecto del mismo argumento, Zapatero prestó la misma atención que a La bamba cuando suena en un ascensor a las medidas de apoyo a la oposición cubana que Rajoy le exigió imponer, y de las cuales acaso las más notables sean volver a abrir las puertas de la embajada en La Habana a la disidencia en la fiesta del 12 de Octubre y pedir la entrada de la Cruz Roja en las cárceles: "Puede usted pedir lo que quiera", dijo el presidente, como si Rajoy tuviera las mismas posibilidades de éxito que pidiéndole ganar el Tour. Zapatero permanece aferrado a una política contemplativa que apenas ensaya defensas retóricas de los derechos humanos y de las instituciones españolas, justificadas por la protección de los intereses españoles en ambientes volátiles como el de Venezuela.

El que no cuaja es el duelo entre Sáenz de Santamaría y Salgado. Cierto, el rechazo a la subida del IVA no es un tema vibrante, por más que Saénz, en nombre de los comerciantes, elevara el tono como la Escarlata O’Hara que juraba no volver a pasar hambre. Pero es que además Salgado, desangelada en la dialéctica, sólo va ganando en mañas: de Fernández de la Vega ha aprendido la de refugiarse en el burladero del "y tú más" en Madrid y Valencia.

En cuanto al 'Faisán', sin Rubalcaba se volvió tan tedioso como Dallas sin J.R. Eso sí, Caamaño estrenó la nueva táctica para neutralizarlo: decir que investigar el chivatazo rompe el pacto Antiterrorista. Fíjense que, según Bud Spencer, el pacto no se agravia cometiendo el chivatazo, sino denunciándolo.

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