El Pellegrini del PP
Es posible que el Madrid le gane la Liga al Barcelona y hasta que llegue a la final de la Copa de Europa y la consiga. Es posible, e incluso probable, que Rajoy le gane las elecciones a Zapatero y hasta que llegue a La Moncloa y sea presidente del Gobierno. Sin embargo, la victoria del Madrid no será de Pellegrini, sino del Madrid; y la victoria del PP no será de Rajoy ni del PP, sino del voluntarioso empeño del PSOE en suicidarse. Este sábado, Rajoy y Pellegrini afrontaban dos retos de importancia: en Palma de Mallorca, el presidente del PP debía proclamar la victoria aplastante del candidato oficialista, Bauzá, sobre el rebelde con causa Carlos Delgado, mucho más cerca del latir nacional de las bases del PP balear que del marypaucatalanismo, ese matismo- estarismo-munarismo del que Bauzá representa para Rajoy tanto la continuidad como la coartada. Coartada, porque no está pringado en la corrupción de los socios de la socia Munar. Continuidad, porque asegura la victoria sin gloria de un PP que se niega a admitir –y rectificar– su error estructural: catalanismo y corrupción. En la segunda parte más emocionante que yo he visto en un campo de fútbol, el Madrid de Cristiano y Ramos, los verdaderos héroes del equipo durante 90 minutos, asistidos en los últimos 30 por Guti y Van de Vaart, arrasó al Sevilla y hubiera arrasado a cualquiera. Pero nadie cree que la victoria se deba a que Pellegrini cambió de centrocampistas perdiendo 0-2, sino a la grandeza del club y del Bernabéu, y al genio de sus genios, que enmendaron con fulgor agonístico la estólida racanería de su entrenador. Pero ni Pellegrini entiende al Bernabéu, por mucho que sepa de fútbol, ni Rajoy entiende al PP, aunque sepa todos los trucos del politiqueo electoral. La mezquindad de Rajoy se puso de manifiesto al no citar ni una sola vez en su discurso de triunfo a Carlos Delgado, que obtuvo el 40% de los votos y que defiende esos principios nacionales y liberales que constituyen la fuerza del PP, pero que Rajoy está dispuesto a aventar con tal de que el nacionalismo catalán le deje llegar a La Moncloa. Rajoy estuvo tan vil en Palma como en Elche, cuando quiso echar a Esperanza del PP. «¡Que se vayan al partido liberal o al conservador!» –gritaba Tiberiño en búlgaro–. ¡Como si el PP fuera otra cosa! Ojito, Mariano: con el Barça de ZP tienes mejor calendario que Pellegrini, pero Cristiano no es lo mismo que Sistach.
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