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domingo, 21 de marzo de 2010

Lucía Méndez

ASUNTOS INTERNOS

La derrota de un gran estratega

Parece mentira que un hombre que tiene una biblioteca de 14.000 libros en la que sobresalen los más importantes tratados militares de la Historia fuera incapaz de darse cuenta de la clase de enemigos a los que se enfrentaba el miércoles 17 de marzo en la reunión del consejo de administración de las cajas de ahorro. Juan Ramón Quintás, gallego, ex diputado de UCD, catedrático de Economía, cuasi filósofo, humanista y abuelo de una niña a la que le gustan los osos amorosos, no pudo aplicar las enseñanzas de su admirado Sun Tzu ni del general Napoleón. Lo que le falló a Quintás, y por eso tuvo que dimitir como presidente de la CECA, fue ignorar que delante de él tenía a dos presidentes de cajas de ahorro que conocen en carne propia los traumas que puede causar la elección de un sucesor de dedo. "Otra sucesión a dedo ya es demasiado", debió de pensar Rodrigo Rato, presidente de Caja Madrid, cuando Quintás pidió apoyo para quien quería que le sucediera en el cargo, Amado Franco. También se le opuso José Luis Olivas, presidente de Bancaja y ex presidente de la Generalitat, que vivió y sufrió las cruentas batallas de la sucesión de Zaplana en Valencia.

Quintás, que es muy amigo de Mariano Rajoy, se ha convertido en la primera víctima política del flamante presidente de Caja Madrid. Rodrigo Rato asumió el cargo para mandar y, sin prisa pero sin pausa, está asentando sus legiones en la caja. Su estrategia es la que admira Quintás en Sun Tzu: "que el enemigo se rinda antes de iniciar el combate. Hay que establecer los recursos de tal forma que no haya que combatir, que se gane la batalla sin necesidad de cruzar las armas". Rato logró que él dimitiera casi sin necesidad de combatir, de igual forma que en la primera reunión del Consejo de Administración de Iberia a la que asistió se hizo lo que quiso el presidente de Caja Madrid, que sólo tuvo que pedirlo de forma educada.

La dimisión de Quintás y el desembarco del poderoso dúo Rato-Fainé en el puesto de mando de las cajas de ahorro no es más que la interesante espuma de los días de las humanas luchas por el poder. La realidad subyacente es bastante más grave y tiene que ver con el calamitoso estado en el que se encuentran las cajas de ahorro. Todos los analistas, todos los expertos, todos los dirigentes políticos que conocen el asunto aseguran que quince cajas de ahorro están en situación de quiebra. Pero nadie hace nada, ni el Banco de España, ni las comunidades que controlan esas cajas para colocar a los amiguetes, ni el Gobierno, ni la oposición. ¿Será mentira lo que dicen los expertos o es que nuestra clase política y financiera se ha instalado en la más absoluta irresponsabilidad? A ver si Rato lo arregla.

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