Tres eran tres
Tres eran tres las hijas de Elena y ninguna era buena. La ministra de Economía, la de la casita en Niza y a quien se ve caída en la anorexia por el peso de la laca; Miguel Sebastián, el de la refrigeración sin corbata, las bombillas de bajo consumo gratis y los cochecitos eléctricos, y Pepiño Blanco, que sin ganar las elecciones de su pueblo llegó a ministro como el bachiller Sansón Carrasco, pero sin titulación alguna y sin manchar primero de Derecho. Zapatero debía haberle bombrado ministro de Educación. Napoleón poseía tal coeficiente intelectual que aprovechaba su tiempo en un carruaje dictándole a un secretario el Código Penal y los reglamentos de la Academia Francesa, vigente hoy. Decía el Gran Corso que cuando no se sabía resolver un probema había que crear una comisión para que envenerara la situación hasta el infinito, que siempre lo arregla todo. Rodríguez Zapatero no podía ser menos y ha creado una comisión de terceros para intentar arreglar la crisis económica en el espacio interestelar. Lo único interesante que tiene la iniciativa es que se enteraran por fax Maritere Fernández de la Vega y el ministro del paro Corbacho, que con ese apellido encontrará empleo en Rusia, porque en Cataluña no lo hallará porque es gafe. Lo que faltaba era una comisión. ¿Pero quién es el asesor de ZP que le imbuye de tamañas imbecilidades para escapar una vez más de la realidad?
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