La sangría del IVA
La iniciativa de Esperanza Aguirre de «rebelión fiscal» contra la subida del IVA ha tropezado con la oposición directa de Rodríguez Zapatero, que se ha permitido ejercer de europeísta, siendo así que su balance como presidente de la UE resulta cada día más inane. En cambio, ha sido respaldada por el Partido Popular y bien comprendida por mucha gente –empresarios y autónomos, en particular– que sabe lo que esos dos puntos van a suponer para sus empresas: o bien un aumento de los precios que posiblemente el cliente no esté dispuesto a pagar, o bien dos puntos positivos menos en una cuenta de resultados muy magra, o bien pasar una parte de la facturación a negro para intentar sobrevivir hasta que escampe. El problema es que medidas como ésta harán más difícil aún la salida de la crisis.
La subida del IVA debería venir a reducir el déficit del Gobierno, en crecimiento sin tasa en los últimos meses. Debería por tanto ir acompañada de medidas de reducción del gasto público, que es lo que se les pide a los agentes del sector privado. No es así. Ya sabemos que el «gasto social», es decir la política de Rodríguez Zapatero, no va a variar. De hecho, los socialistas españoles quieren marcar tendencia a nivel mundial en esto del gasto público destinado a políticas sociales. Lo que quiere decir que con el incremento del IVA vamos a pagar la ideología del nuevo socialismo español, y no el saneamiento de las cuentas públicas.
Además, es posible que el principal problema de nuestra economía esté más en el crecimiento que en el déficit. Y en tal caso, no parece que la subida del IVA vaya a contribuir a animarlo, al revés. Como la economía española depende en buena parte del consumo interno, la subida del IVA lo contraerá. Si suben los precios, la gente tenderá a gastar menos aún, porque se acentuará la sensación –corregida en algunos sectores, pero no en todos– de que los precios no reflejan ni lo que el producto vale de verdad, ni lo que el consumidor está dispuesto a pagar por él. Se puede aducir que es una purga necesaria para un crecimiento más saneado.
Pero también cabe decir entonces que el saneamiento habrá de producirse en todos los sectores, incluido el público, algo que no está ocurriendo ni tiene visos de ocurrir.
Para aplicar sus políticas de nuevo socialismo, Rodríguez Zapatero está sometiendo a la sociedad española a una sangría brutal.
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