¡CAMPEONES!!!!!!

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martes, 13 de abril de 2010

Carlos Cuesta

LA ESCOPETA NACIONAL

No son tan pocos

La vuelta al protagonismo del 'caso Gürtel' ha traído consigo una frase tan demagoga como perversa. Se la cito: "La mayoría de los políticos son honrados. Los corruptos son unos pocos. No se puede generalizar". Y, como cada vez que se habla de 'Gürtel' es inevitable acabar mencionando los 'casos Matsa', 'Poniente', 'Minutas', 'Pretoria', etcétera, la manida frase encuentra un eco de perfecta acústica en el PSOE, encantado de entonar -eso sí, para sus escándalos- la manida cantinela.

El argumento debería producir, cuando menos, risa. ¿Qué significa?, ¿que sólo habría que escandalizarse cuando la mayoría sea corrupta? Porque estoy convencido de que ni Argentina llegó a ese extremo y lo cierto es que el país quebró. ¿O de lo que se trata realmente es de eludir el debate sobre el fondo de esa corrupción? ¿De no reconocer que nuestra gigantesca estructura autonómica y local, apoyada en el control público del suelo, es una invitación constante al robo de los fondos de los contribuyentes? ¿O lo que se persigue es eludir, igualmente, una auténtica democratización de los partidos que genere mecanismos naturales de filtrado y expulsión de los gangrenados?

Los casos destapados en los últimos años no son ni una anécdota ni una casualidad. Afectan ya a casi un centenar de ayuntamientos. Más de 120 integrantes de los dos grandes partidos han sido encausados por corrupción desde 2004. La práctica totalidad de las investigaciones judiciales están relacionadas con operaciones urbanísticas. Y, en todos estos casos, asumimos sin reacción un reguero de 800 imputados entre políticos, funcionarios y empresarios, con un coste para todos los españoles que suma en 10 años 4.158 millones de euros. Todo ello contando, obviamente, con que se trata, tan sólo, del resultado de lo descubierto.

A lo largo de esos mismos cinco años, el número de altos cargos públicos de todas las administraciones ha crecido un 7%. El número de sociedades, fundaciones o empresas públicas se ha disparado un 50% y supera ya las 6.000 entidades. Y costeamos nada más y nada menos que 76.768 cargos electos -65.347 sólo en concepto de concejalías-. Por supuesto, con sus respectivas tarjetas, viajes, comidas dietas y demás.

Asistimos sin respuesta a un desbordamiento del espacio público que incuba esa corrupción; a un arrinconamiento de los derechos de los ciudadanos -que pagan ese fraude- y de la meritocracia privada como vía de acceso a los cargos públicos que deja el paso libre a una capa política endogámica y permisiva. Y que se ha convertido en la verdadera causa de nuestra crisis e incapacidad de reacción.

No son unos pocos. Son demasiados.

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