¡CAMPEONES!!!!!!

¡CAMPEONES!!!!!!

lunes, 19 de abril de 2010

David Guistau

Lloveran Langostas

Las sesiones en las que faltan ambos jefes siempre quedan algo desmochadas. Y, a juzgar por el paisaje desolado del Hemiciclo, donde es más visible el cuero de los asientos que el paño de los trajes, sirven como pretexto a los diputados para dedicar la mañana a hacer recados, ir al tinte o desdeñar la llamada del despertador con un ratito más debajo del edredón, ahora que sobre la capital ha vuelto a abatirse un invierno residual que alienta en Pedro Cuartango la apetencia de lectura de los clásicos.

La matinal procuró la recuperación de un personaje parlamentario, el de Fernández de la Vega, que con su aire de Piolín y palabras comedidas intentó aplicar un extintor preventivo a la polémica del fallo del Constitucional. Que no le toquen una coma, advirtió Ridao, enfadado ya tan de mañana. Y luego, amenazante, dejó dichas las cosas que ocurrirán si esto no es así: distanciamiento catalán, quiebra, sedición, y el tiempo se le acabó cuando no le quedaba sino augurar que se pudrirían los frutos en las ramas de los árboles, lloverían langostas y morirían los primogénitos. Más miedo da tocar una coma que entrar en la tumba de Tutankamón.

Soraya Sáenz de Santamaría, con esa pasión suya de cuco saliendo del reloj, argumentó bien el ataque a la gestión económica de Salgado. El aumento en 500.000 desempleados del paro. El roto de 100.000 millones en las cuentas públicas. Las dádivas recientes, por valor de 25.000, del «tridente del gasto». Lo malo es que Salgado ya no es aquella diputada pedagógica y átona de sus primeras intervenciones. Cuando, por otra parte, era desarbolada por el más nimio cañoneo. Ha aprendido mañas y se ha enterado de que las reglas galantes de la esgrima no valen lo que una patada en las partes blandas. Y por ello es ya una habitual de las técnicas subterráneas. Las preguntas incómodas jamás se responden. Y, para distraer la atención, al PP se le tira cuanto haya a mano. Gürtel, por supuesto. Pero también el «desnorte» de una oposición carroñera que se relamería con la crisis porque ésta abre la trocha de regreso a Moncloa. Salgado no pudo replicar los devastadores indicios económicos, pero propuso un consuelo extraño: que con el PSOE al menos hay paz social, cosa que no ocurriría si gobernara el PP. De eso estamos seguros: Salgado no se refería a eso, pero el aquelarre de la Complutense, más el Pásalo y el asalto a las sedes del PP en el 11-M, más la agitación de la ceja demuestran que saben cómo sabotear a un gobierno calentando el clima social. Un gobierno del PP que hubiera quebrado la nación como el de Zetapé ni siquiera podría confiarse a la docilidad clientelar de los sindicatos.

Más allá de esto, Gil Lázaro regresó a su Delenda est Faisán? Rubalcaba, que ya estuvo brillante en su refutación del aumento de los índices criminales, se tomó el asunto a coña, corrigiendo a Bono cuando éste se refirió a una «nueva pregunta». El ministro sigue intentando que el Faisán muera por falta de riego. O de respuestas. Fue una lástima ver la desbandada justo cuando Aído se preparaba para gozar de dos preguntas socialistas pensadas para su lucimiento. Cómo es: hay más originalidad en el «Su tabaco, gracias» de la máquina.

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