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martes, 27 de abril de 2010

Pío Moa

Gangsters y talibanes contra el Valle de los Caídos / El talibán Trapiello

De la Asociación por la Defensa del Valle de los Caídos me remiten una nota, acompañada de unas fotos que muestran el "desmontaje" talibanesco de la Piedad del Valle de los Caídos, a base de destrozar la estatua.

Actuando como gangsters, es decir, anunciando una cosa (que la obra empezaría este lunes) y haciendo otra (adelantándola al sábado, para pillar desprevenidos a los defensores del Valle) los jerifaltes de Patrimonio, saltándose además la autoridad legal del abad del Valle de los Caídos prosiguen su ya larga serie de provocaciones y desmanes. Son verdaderamente herederos de aquel Frente Popular, cuyos jefes tantas obras de arte destrozaron o robaron. No puedo poner aquí las fotos, pero espero que las mismas circulen ampliamente por Internet.

Es urgente presentar ya querellas contra semejantes sujetos, informar dentro y fuera de España, y propiciar acciones de protesta contra los delincuentes que gobiernan el país:

"Adjunto a continuación una de las fotografías que hemos tomado de La Piedad, como podrá comprobar, el manto de La Virgen ha sido golpeado con brutalidad auténtica. El lunes la Asociación presenta medidas legales contra el cierre del Valle y el desmontaje de La Piedad. Hemos conseguido ayer, llegar a todos los medios, y ya hoy domingo, también estaremos presentes, así como el lunes que emitirán una entrevista, que a primera hora de la mañana voy a realizar para Telemadrid, (informativo de las 14:00h).

Luz Trujillo, Asociación por la Defensa del Valle de los Caídos".


El intelectual talibán Andrés Trapiello propone en El Chafardero Indomable, también conocido por El País, la destrucción del Valle de los Caídos, y afirma:

"Pocos dudan ya de que se cometieron crímenes parecidos en ambos bandos, pero tampoco nadie debería dudar de que las ideas por las que se combatió en uno y otro lado no pudieron ser más diferentes, en el de la República por los principios de la Ilustración (libertad, igualdad y fraternidad), fundamento de las democracias modernas, y en el de los sublevados por la conculcación de esos mismos principios, con la participación decisiva de curas, militares y capitalistas, aunque con frecuencia muchos republicanos no fuesen demócratas ni todos los que se pusieron junto a los fascistas fuesen fascistas. Podrán discutirse otras cuestiones (y llevan discutiéndose setenta años), pero esos son los hechos que hacen imposible toda simetría y que no tienen que ver ni con la lógica de la venganza en la que parece que algunos todavía están presos (sobre todo hablistas hertzianos y políticos) ni con esa equidistancia de la indiferencia".

Según este émulo del Frente Popular, los stalinistas, los marxistas guerracivilistas del PSOE, los anarquistas, los racistas del PNV y golpistas como Azaña o Companys, que formaban el Frente Popular, luchaban por los principios de la Ilustración y la Democracia. Bajo la sabia protección y guía de Stalin.

Naturalmente que no hubo simetría en los dos bandos. Uno de ellos destruyó la legalidad republicana, quiso y procuró la guerra civil e impuso un proceso revolucionario después de unas elecciones no democráticas; y el otro bando se levantó justificadamente contra aquellos sanguinarios talibanes avant la lettre, con quienes se identifica este ignorante promotor de la ignorancia Cierto que los sublevados no querían la democracia, pero entonces, tras la experiencia republicana, casi nadie creía en la democracia en España. Tales son los datos básicos y hoy ya indiscutibles, por mucho que adopten algunos una pose de indignación. ¡Y Trapiello pasaba por experto en la guerra civil y cuestiones relacionadas!

Tiene también gracia, triste gracia, su referencia denigratoria a los curas, cuando la Iglesia –curas y creyentes– sufrió la mayor matanza y persecución religiosa que haya sufrido jamás, probablemente, la Iglesia, con un sadismo escalofriante, un verdadero genocidio perpetrado por aquellos "ilustrados". Pero a este talibán antifranquista retrospectivo parece que no le importa demasiado, ni saca otra conclusión que la de que las víctimas se oponían a la Ilustración y la Democracia. Nunca la izquierda ni los progres han expresado el menor remordimiento por tales hechos. Verdaderamente no hay palabras.

En cuanto a los militares, se dividieron casi por igual, como la propia sociedad, a favor de uno y otro bando. ¡Y los capitalistas, ah, los capitalistas...! Según las teorías marxistoides con las que parece comulgar Trapiello (revolución burguesa, etc.) fueron precisamente los capitalistas quienes crearon la sociedad de libertades "formales" que los ilustrados de la izquierda querían "superar". Así es la intelectualidad "progresista", no se le puede pedir coherencia.

Propone también el audaz ignaro una segunda Causa General por los crímenes del franquismo. Pero, puesto que unos y otros crímenes estaban más bien olvidados, hay que difundir ampliamente también la Primera Causa General. Por lo demás, la Causa General franquista se instruyó para castigar los crímenes del Frente Popular, algo que ya no es posible hacer hoy a la inversa, porque prácticamente todos los responsables han fallecido y no pueden defenderse. A menos, claro, que desmantelemos el estado de derecho, lo cual tampoco parece preocupar a Trapiello.

Lo único hoy posible y necesario es la investigación imparcial y rigurosa del origen, causas y hechos de la guerra civil, para poner la verdad en el lugar que ahora ocupan tópicos como los de Trapiello. El cual muestra una indignación beata y facilona, poniéndose imaginativamente por encima de los dos bandos. Naturalmente, él escribe desde la posición cómoda de aquellos intelectuales ingleses que Ortega ponía en solfa cuando la guerra civil. Podría preguntarse qué habría hecho él, con sus baratas condenas, en una situación extrema como aquella. Mas, por suerte para él y para todos, vive en una época de paz y prosperidad fundada, casualmente, por los ganadores de la Guerra Civil. Los cuales, de paso, también nos evitaron la guerra mundial y otra civil como pretendía el maquis de aquellos "ilustrados"; y, pese a no ser más que curas, militares y capitalistas, según los trapiellos, acercaron a España, en todos los órdenes, a la Europa opulenta mucho más que nadie antes o después. Unas ventajas que Trapiello, orgulloso, ingrato y comodón, desdeña o finge desdeñar con pose justiciera.

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