LA ESCOPETA NACIONAL
¿Hacia dónde vamos?
Y es que en España, por mucho que hayan pasado 14 meses desde la primera fecha en que Zapatero anunció la recuperación, los indicadores económicos siguen sin tener ninguna gracia. Empezando por la piedra angular de una crisis, que es el paro. Por mucho que el presidente se empeñe en seguir anunciando que hemos «tocado techo» a cada mal dato que nos aborda, los expertos -esos a los que él, Ana Belén, Víctor Manuel, Sabina, Concha Velasco, Bosé y otros reconocidos analistas llamaban «cenizos» en las elecciones de 2008- siguen pronosticando años de penuria. Y lo malo es que éstos ni se dedican a hacer la pelota al presidente, ni hablan sin tener ni idea.
Otro de nuestros grandes economistas, Samuel Bentolila, ha calculado cuánto tardaremos en reducir la tasa de paro (lo que se conoce como ley de Okun entre aquellos que se dedican a estudiar en vez de a insultar). Y necesitaremos un crecimiento del PIB de casi el 3% para reducir la tasa de paro. Para que se hagan una idea, ningún analista cree que llegaremos a ese listón en la presente legislatura. Bueno, sólo uno, el que hace las previsiones del Gobierno, que, casualmente, ha anunciado justo ese nivel para el año de las próximas elecciones, en un alarde de coincidencia estadística.
Son los trabajadores, no los parados, los que pagan la deuda y reducen el déficit. Por ello nuestro futuro es muy preocupante, por muchos sesudos lemas anticapitalistas que lancen artistas o sindicalistas de esos que dedican los 1º de mayo a reivindicar la II República y a Garzón, en vez de a comprometerse con los parados. Porque sin reformas, el mercado descontará nuestra zozobra. Y lo hará con toda la razón.
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