¡CAMPEONES!!!!!!

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lunes, 3 de mayo de 2010

Carlos Cuesta

LA ESCOPETA NACIONAL

¿Hacia dónde vamos?

El profesor Javier Díaz-Giménez realizaba este sábado una reveladora comparación. A cierre del primer trimestre de 2010, la deuda pública ascendía a 10.575 euros por cada habitante español -casi dos millones de las antiguas pesetas-. En 2010 las emisiones brutas de deuda pública alcanzarán los 4.956 euros por cabeza -unas 800.000 de las antiguas pesetas--. Y frente al vértigo que produce ver el tamaño del endeudamiento en el que nos sumergimos, el Gobierno presentó el pasado viernes su plan de austeridad: el denominado Plan de Racionalización del Sector Público Empresarial Estatal -único plan conocido en el que su nombre se antoja más largo que su impacto- con un recorte de los gastos públicos de, nada más y nada menos, que… 35 céntimos por ciudadano -unas 58 pesetas-. Díaz-Giménez concluía que si esta medida «la hubiera tomado el gobierno de cualquier otro país del mundo, hasta tendría su gracia. En las circunstancias actuales de España, no tiene ninguna».

Y es que en España, por mucho que hayan pasado 14 meses desde la primera fecha en que Zapatero anunció la recuperación, los indicadores económicos siguen sin tener ninguna gracia. Empezando por la piedra angular de una crisis, que es el paro. Por mucho que el presidente se empeñe en seguir anunciando que hemos «tocado techo» a cada mal dato que nos aborda, los expertos -esos a los que él, Ana Belén, Víctor Manuel, Sabina, Concha Velasco, Bosé y otros reconocidos analistas llamaban «cenizos» en las elecciones de 2008- siguen pronosticando años de penuria. Y lo malo es que éstos ni se dedican a hacer la pelota al presidente, ni hablan sin tener ni idea.

Otro de nuestros grandes economistas, Samuel Bentolila, ha calculado cuánto tardaremos en reducir la tasa de paro (lo que se conoce como ley de Okun entre aquellos que se dedican a estudiar en vez de a insultar). Y necesitaremos un crecimiento del PIB de casi el 3% para reducir la tasa de paro. Para que se hagan una idea, ningún analista cree que llegaremos a ese listón en la presente legislatura. Bueno, sólo uno, el que hace las previsiones del Gobierno, que, casualmente, ha anunciado justo ese nivel para el año de las próximas elecciones, en un alarde de coincidencia estadística.

Son los trabajadores, no los parados, los que pagan la deuda y reducen el déficit. Por ello nuestro futuro es muy preocupante, por muchos sesudos lemas anticapitalistas que lancen artistas o sindicalistas de esos que dedican los 1º de mayo a reivindicar la II República y a Garzón, en vez de a comprometerse con los parados. Porque sin reformas, el mercado descontará nuestra zozobra. Y lo hará con toda la razón.

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