Federico Jimenez losantos

La Derecha arruinada

Supongo que es pura casualidad que el Valencia haya fichado a Ricardo Costa, pero, de estar en su mano, Camps hubiera hecho lo mismo con su homónimo, el hermano del insustancialmente sostenible Juan Costa. De hecho, sólo hay una razón para no ficharlo, y es que los Costa y Camps siguen en el club. Como sigue Cobo, sancionado con la baja por un año en el PP, como portavoz popular en el Ayuntamiento de Madrid. Como sigue Gallardón, Príncipe del déficit, Rey del derroche y Emperador de la ruina desmintiendo con los hechos las proclamas de austeridad del programa del PP. Y hasta proclamándose "austero", que hay que tener bemoles después de conseguir en ocho años que Madrid pase de tener la mitad de la deuda de Barcelona a superar la de las cinco ciudades juntas que le siguen. Todo Madrid parece hoy un homenaje a la Expo 92, "La Isla del tesoro" según Tamames, la ceca del pellón, unidad de corrupción de mil millones de pesetas. Dos pellones ha gastado Gallardón en dos pabellones, dos, en la feria de Shanghai, porque no bastaba con uno vacío. ¿No es esto "el Rubicón de la deslealtad" como decía Aznar de ARG antes de colocarle a su señora?

Pues sí, lo es. La Izquierda, en lo que de bueno pudo tener desde la muerte de Franco y la Transición, está en ruinas, como prueba su apoyo a Garzón. Pero la Derecha está como se soñaba Jaime Gil de Biedma -sólo primo lejano de Aguirre-: "como un noble arruinado / entre las ruinas de mi inteligencia". Porque antes de llegar al Poder el PP de Aznar no tenía un líder carismático, pero a cambio tenía ideas y programa, y sabíamos lo que haría si llegaba a la Moncloa. En economía, no hizo poco, aunque pudo hacer mucho más en los años de la basura de Aznar, los dos últimos. En política, sencillamente, se rindió. Al disfrute del Poder, al chantaje nacionalista y, lo fundamental, al poder mediático de la izquierda, que supone aceptar la sumisión ideológica.

Cuando Mariano Rajoy y su esclavo moral Jorge Fernández consiguen en 2004 Antena 3 para Lara (repitieron hazaña con la COPE tras su derrota en 2008), el PP acepta el 'Estado de Taifas' y sube la apuesta con la cláusula Camps, anticipa la liquidación de las ideas del PP de Aznar y, sobre todo, renuncia clamorosa y estúpidamente a lo que la Izquierda nunca ha renunciado: la conciencia de legitimidad. Pero cuando la Derecha quiere vivir de rentas, sólo le quedan sus ruinas. Y la fantasía del vago: heredar.