¡CAMPEONES!!!!!!

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martes, 11 de mayo de 2010

Isabel San Sebastian

Bárbaros griegos

Emplear el calificativo de bárbaros para definir a quienes habitan la patria de la filosofía que sirvió de cuna al pensamiento occidental parece una aberración conceptual, pero responde exactamente a lo que estamos viendo. El asesinato de cuatro inocentes (incluyendo al bebé que se estaba gestando) a manos de una turba es un acto de barbarie sin paliativos. Y la justificación de ese crimen por parte de los manifestantes entrevistados en las páginas de EL MUNDO lo es todavía más. Hay que ser bárbaro y malnacido para considerar que la muerte de unos trabajadores abrasados vivos en su oficina es un daño colateral imputable al conflicto. Eso mismo alegan en su defensa los terroristas, que pertenecen a la misma categoría de individuos despreciables.

No hablo de todos los griegos, por supuesto. Su primer ministro, el socialista Yorgos Papandreu, está dando una lección de valor al atreverse a decir la verdad y ponerse al frente de los recortes, asumiendo el coste correspondiente. Es cierto que lo hace obligado, pero otros, como Zapatero, con idéntica obligación, eluden su responsabilidad por una mezcla malsana de ceguera, electoralismo y cobardía. No es el único.

Los sindicatos que aquí amenazan con la huelga general si el Gobierno cumple con su deber de embridar el gasto público y reformar el mercado laboral siguen la estela de los que han incendiado Atenas. Su discurso es igualmente populista y hueco: ¡Que paguen los ricos! ¡Abajo los especuladores y banqueros! ¡Vivan los funcionarios blindados! ¡Larga vida a los derechos adquiridos! Demagogia tan barata como inútil.

¿Pagará Grecia con manifestaciones la ingente deuda que ha acumulado al aplazar lo inaplazable recurriendo a la mentira? No. ¿Incrementará su productividad aumentando la nómina de empleados estatales? No. ¿Rebajará el déficit manteniendo los salarios que dependen del contribuyente? No. ¿Saldrá de la crisis quemando sucursales bancarias o asaltando el Parlamento? No. Y nosotros tampoco.

Quienes no abrevamos de la teta del Estado ni comemos en su pesebre llevamos tiempo trabajando más, cobrando menos y gastando lo mínimo. Asumimos que vienen mal dadas y no queda otra que bregar más duro. ¿Que hay quienes se enriquecen especulando a costa de los demás? Por supuesto. Siempre los ha habido, ya fuera en la Bolsa de valores o en el aparato del Partido Comunista. Y vistos los efectos sobre el común de los mortales, la primera opción resulta mucho más deseable. Embestir contra esa realidad es propio de bárbaros, en el sentido que da el diccionario a la palabra: «El que utiliza la fuerza en lugar de la inteligencia».

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