¡CAMPEONES!!!!!!

¡CAMPEONES!!!!!!

martes, 11 de mayo de 2010

Víctor de la Serna

Esto se hunde y no hay ni atisbo de acuerdo político

La inacción del Gobierno llevaba a Carlos Herrera a advertir en ABC: «Con las reformas inevitables suele ocurrir algo lo suficientemente secuenciado como para tomar nota de ello: o las haces o te la hacen. O la haces como la hicieron los irlandeses o te la hacen como se la han hecho a los griegos. El miércoles fue un buen momento para hablar de ello, pero, por lo que se ve, no hubo lugar».

Pero ni siquiera uno de los puntos de acuerdo convencía a Manuel Martín Ferrand, en las mismas páginas: las cajas. Su situación «se aliviaría mucho si llegáramos a ver, camino de los penales correspondientes, una cuerda de presos formada por quienes, por acción o por omisión, al servicio de la política regional o de sus propios intereses, las destrozaron y desvirtuaron. La fórmula consensuada para su salvación, fundamentada en la concentración de los monstruos no llevará a ninguna parte. Dos cajas calamitosas -o tres, o cuatro- reunidas en una de mayor dimensión darán paso a una gran caja inmensamente calamitosa. No hay antecedentes de que la suma de males genere un bien».

Desde páginas, en principio, menos antigubernamentales -las de El País- se reclamaba en un editorial, el día 5: «Hay que tomar decisiones drásticas antes de que la deuda española se deslice al nivel de la quiebra griega». Pero al día siguiente llegaba la constatación desencantada: la cumbre «debería haber marcado un punto de inflexión (...) pero no lo hizo», y el único defensor de medidas «drásticas» había sido Rajoy.

En cambio, y también en El País, Josep Ramoneda ofrecía la viva imagen de la exasperación de una izquierda soixante-huitarde que no entiende lo que está pasando porque, como Zapatero, piensa que la economía de mercado es un eufemismo que encubre al siniestro contubernio de los plutócratas explotadores. En el colmo del paroxismo, escribía:

«No, no, España no es Grecia, pero la comparación se va repitiendo. Es así como se construyen los discursos preformativos. Que Mariano Rajoy juegue a estas ambigüedades calculadas es lamentable, pero entra dentro de la costumbre: en política hay gente que cree que hay que destruir al adversario aunque lo pague el país. Pero que el gobernador del banco central se apunte a este discurso me parece altamente sospechoso. El mito de la independencia de estos cargos tan determinantes de las políticas económicas empieza a cansar. ¿Independientes de qué? Del poder político quizás sí, pero sumamente dependientes de los mercados. ¿Para quién trabaja Fernández Ordóñez?» Para el mal.

En El Periódico, Antonio Franco mostraba otra cara del soixante-huitarde, capaz primero de un análisis certero («cuando haya perspectiva la Historia nos dirá que Rodríguez Zapatero fue un presidente bienintencionado, poco operativo, pésimo medidor de las circunstancias objetivas y con excesivo ánimo de jugador de póquer a la hora de tomar decisiones »), pero finalmente fiel a su ortodoxia al subrayar «el valor ideológico de dar prioridad a la cobertura de los afectados».

De valores ideológicos están los cementerios llenos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario