¡CAMPEONES!!!!!!

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lunes, 3 de mayo de 2010

Juan Velarde

Cuando se bordea un precipicio

Cuando se lee el «Informe Anual 2009» del Banco Central Europeo, en la página 84, referido a tres cuadros estadísticos comparativos de los países de la Eurozona, uno con los déficit -de todos, por cierto- de sus Administraciones públicas, de la Deuda bruta así consolidada, y de sus respectivos procedimientos de déficit excesivo, nos encontramos con esto: «Casi todos los países de la zona del euro registraron un déficit superior al valor de referencia del 3% del PIB (las excepciones fueron Luxemburgo y Finlandia) alcanzándose en tres de ellos -Irlanda, Grecia y España- ratios de déficit de dos dígitos». Además, con los datos básicos de este «Informe Anual», es posible señalar, con datos de la Comisión Europea que, en el conjunto comunitario los tres países en los cuáles ha crecido más el peso de la Deuda Pública del 2008 al 2009 son Irlanda, Grecia y España.
En el caso concreto español ese fuerte incremento de la carga del Sector público, se acompañaba de notables endeudamientos de las familias, de las empresas no financieras y de las empresas financieras. Por eso, en grandísima parte, el apoyo para estas realidades tiene que venir del exterior. El Banco de Pagos Internacionales estima que los bancos europeos han prestado -y los debemos- 851.000 millones de dólares a España.
Esto es lo que explica la portada de «The Economist» de 17/23 de abril de 2010. Se exhibe en ella una cara con la boca muy abierta, atiborrada de euros. A su lado una placa donde se lee, tras la palabra «Busto griego» y, debajo, la fecha de 2010 después de Cristo: «Por favor, sea generoso para apoyar esta efigie. Y también a España, Italia, Portugal, y los bancos europeos».
Y este endeudamiento transmitido a la Banca europea, añade el contagio de la crisis de Grecia porque, a causa de la crisis posible de España y Portugal, «el entero sistema bancario europeo pueda implosionar».
Afiancemos esto con opiniones de expertos. Un excelente economista ha sido siempre Carlos Solchaga. En un desayuno de la publicación «Vanity Fair» el 20 de abril de 2010, aseguró que pudiera haber más casos como el de Grecia, y en ese sentido aludió a España e Irlanda. Otro es Nouriel Roubini, quien en su trabajo «La tragedia griega de los PIIGS» -se refería a Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y España- publicado, sucesivamente en «El Economista» el 23 y el 24 de abril de 2010, aparte de señalar que «todos los PIIGS... se enfrentan a problemas serios de deuda pública y sostenibilidad del déficit, déficit externo y sostenibilidad de deuda pública y privada extranjera, pérdidas de competitividad debido al aumento relativo de los costes unitarios laborales y comprobados obstáculos para restaurar el índice de crecimiento robusto y persistente necesario para recuperar la competitividad, la sostenibilidad de la deuda y hacer aceptables políticamente la austeridad y las reformas». Y en relación concretamente con España, aparte de sintetizar su visión con la expresión de que estaba «claro que el emperador español no tenía traje», concluye que «España no está aun al borde del mismo abismo que contemplan los griegos, pero va de camino si no emprende un rápido avance de la consolidación fiscal y (emprende) reformas estructurales, empezando por la flexibilización del mercado laboral».
Recientemente, el profesor Garicano, de la London School of Economic ha señalado -en la línea de Solchaga o Roubini- en su carta abierta al Presidente del Gobierno español, le pide que «haga algo ahora mismo que, con toda seguridad va a terminar haciendo antes o después: dirigirse al país por televisión explicando que ha tratado de posponer lo inevitable, que esto ha sido imposible, y que va a poner en marcha un paquete de medidas drásticas para evitar el continuo deterioro que está sufriendo la economía española». Y al contemplar todo el panorama creado por esta crisis griega, Valéry Giscard d´ Estaing señalaba a «Le Point» de 22 de abril de 2010 que por ello «la solidez del conjunto de Europa sólo se sostiene por un hilo. El que une a Francia y Alemania. Si se rompe, contemplaremos una confederación, impotente, ignorada y abierta a todas las influencias». Como respuesta, Angela Merkel parece marchar por su lado. Y España, ¿empuja para que este caminar por el borde del precipicio nos acerque más a una catástrofe?

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