¡CAMPEONES!!!!!!

¡CAMPEONES!!!!!!

domingo, 18 de julio de 2010

Federico Jiménez Losantos

El convocante salió huyendo
La manifestación de Montilla, contra Montilla

España ha vivido en los siete últimos días más movilizaciones que en los tres últimos años.

Todo empezó con la manifestación organizada por el presidente de la Generalidad catalana, José Montilla, y los partidos nacionalistas. Se alegaba que la manifestación era para protestar contra la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto de Cataluña, pese a que nadie la había leído porque salió la noche anterior y a que el PSOE se felicitó de que el TC hubiera respaldado la mayor parte del texto, pese a ser rabiosamente anticonstitucional.

Pero en otoño hay que votar y en Cataluña, desde Jordi Pujol, eso significa que hay que quejarse. Siendo ministro, Montilla presentó 60 enmiendas al Estatuto que en aspectos sustanciales coincidían con las del Partido Popular. Pero le va mal en las encuestas y decidió ponerse al frente de la manifestación.

Como era previsible, los radicales la coparon y los convocados estuvieron a punto de apalear al convocante Montilla, que huyó y se refugió en unas dependencias de Justicia. Lo fue poética, no política. Nunca tanta mentira sirvió a tanta deslealtad.


Casillas y cía hacen historia

Domingo de gloria: España gana el Mundial


Al día siguiente de la manifestación contra España en Barcelona, va la denostada España y se proclama campeona del Mundial de Fútbol.

Poco después de las 11 de la noche, a sólo cuatro minutos del final de la prórroga y después de dos paradas milagrosas del portero Iker Casillas, un muchacho menudo de cuerpo y despejado de frente, nacido en Fuentealbilla (Albacete) y apellidado Iniesta batió por bajo al meta holandés. Pocos minutos después, la selección española se proclamaba por primera en la historia vez campeona del mundo de Fútbol.

La imagen de Iker Casillas alzando la Copa en medio de los alborozados jugadores y el entrenador Vicente del Bosque llevó a los españoles del común a echarse a la calle con entusiasmo inenarrable. Todas las ciudades grandes y pequeñas, todos los pueblos, pequeños y grandes, se entregaron a una orgía de satisfacción nacional y a una frenética efusión patriótica. Se vio que, cuando les dan motivos o simplemente excusa, los españoles se sienten lo que son: españoles.

Hubo mucho de fiesta y de desquite. Y en la recepción de los campeones en Madrid, auténtica apoteosis.


Un amor de Hollywood

El beso del héroe y la nación estremecida


Por si faltaba algo para convertir el Domingo de Gloria de nuestro fútbol en jornada de emociones memorables, el capitán de la Selección Nacional, Casillas, protagonizó, con la inestimable colaboración de Carbonero, esta escena que ha dado la vuelta al mundo. Habían sufrido ambos una campaña infame que achacaba a la supuesta influencia maligna de Sara el supuesto fallo de Casillas -que no lo fue- que provocó la derrota ante Suiza. Por eso, al marcar Iniesta el gol de la victoria, el mejor portero del Mundo, que había impedido por dos veces que Robben se llevara el mundial a Holanda, cayó de rodillas en el césped llorando a lágrima viva.

Tantos españoles lloraban que uno más era lo mismo. Pero cuando Carbonero empezó a entrevistarlo para Telecinco, al empezar el turno de agradecimientos -«mis padres, mi hermano y…»- el héroe no pudo más y besó a su novia con tal amor y espontaneidad que hasta los que no siguen el fútbol se rindieron al hechizo de la imagen. Era el beso del héroe a España, escribieron algunos. Y España lo sintió así. Fue también un acto de justicia en la mejor tradición de Hollywood.

Foto con ' La Roja' hecha añicos

Zapatero se entrega a Montilla

Sólo dos días después de hacerse infinitas fotos con la triunfante Selección Nacional de Fútbol, a la que acababa de decapitar el malhadado Estatuto de Cataluña, y sólo seis días después de la manifestación contra España del apaleado bachiller Montilla, Zapatero protagonizó un descorazonador Debate sobre el estado de la Nación en el que se arrastró lombricescamente ante los nacionalistas catalanes y vascos.

Tras anunciar su voluntad de cambiar la Constitución por votación en el Congreso para que hasta lo declarado anticonstitucional en el Estatuto de Cataluña se convirtiera en legal (lo que supone un alarde golpista sin precedentes) se entregó a un epiléptico ataque de ignorancia, con espumarajos de idiocia y convulsiones de alta traición. Se declaró «pro-catalán», proclamó a Cataluña «nación política», baboseó a Montilla, besoteó a Urkullu y, para remate, se convirtió en maltratador parlamentario de Rosa Díez, riéndose de que sólo tenga un escaño. Es el único en que se defiende la soberanía nacional, que ZP ha vendido por un plato de lentejas con chorizo y vanidad.

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