¡CAMPEONES!!!!!!

¡CAMPEONES!!!!!!

domingo, 12 de diciembre de 2010

Pedro G. Cuartango

VIDAS PARALELAS
84868-054

El atletismo es el único deporte en el que uno compite contra sí mismo. Más alto, más lejos, más fuerte. Cuando un atleta salta a la pista, conoce en su fuero interno sus límites y sabe que esa lucha por superarlos es tan importante como el triunfo.
El saltador o el lanzador están siempre solos, ni siquiera tienen un rival de referencia como el corredor de fondo. Pero la mentalidad de éste es la de resistir, poner a prueba su capacidad de sufrimiento. Nunca he visto una atleta con un coraje como el de Marta Domínguez, que para mí ejemplificaba hasta anteayer el poder de la voluntad.
El corredor de fondo tiene una psicología especial que le asemeja a la del monje: hay que sufrir para obtener la redención, que viene de la superación del dolor y las adversidades. Y ello requiere una gran fortaleza mental.
Me presentaron a Marta Domínguez en la sede de este periódico y me quedé con las ganas de decirle cuánto la admiraba. Fue emocionante verla ganar el oro en los 3.000 metros obstáculos en el Campeonato del Mundo en 2009. El jueves veía las imágenes de los agentes saliendo de su casa en Palencia mientras una voz en 'off' relataba que podría pertenecer a una red de suministro de sustancias prohibidas.
Me vino inmediatamente a la memoria el recuerdo del juicio contra Marion Jones, triple campeona olímpica en Sidney, cuando en 2008 un juez la condenó por obstaculizar la acción de la Justicia y perjurio. La Federación Internacional de Atletismo la había suspendido ya por dopaje y le había retirado todos sus títulos. Lo más humillante del caso es que Jones, sentenciada a seis meses de prisión, tuvo que devolver todas sus medallas.
Marion Jones había sido la atleta más brillante de la década de los 90, con impresionantes registros en los 100 y 200 metros y en el salto de longitud. Estuvo casada con el lanzador de peso C. J. Hunter, campeón olímpico que también acabó siendo sancionado por dopaje.
He leído que Marion Jones se ha convertido en una especie de 'homeless', que sobrevive en Los Ángeles gracias a la caridad de sus amigos. Triste destino de la atleta a la que se la comparó con el gran Carl Lewis, el rey de los Juegos de 1984.
Confío en que Marta Domínguez pueda salir mejor librada, a la espera de escuchar sus explicaciones. Pero a la vez me pregunto cómo estas atletas, que lo tenían todo, pudieron caer tan bajo. Tal vez fue la ambición, ese ansia de llegar más lejos, de no defraudar a su público.
Lo único que ha quedado de Marion Jones es el número 84868-054, que es la referencia de su ficha en la Agencia Federal de Prisiones. Me gustaría recordarla por aquel esplendoroso salto de la Copa del Mundo en Johannesburgo, pero sólo aparece en mi mente su imagen llorando y pidiendo perdón ante el juez. Jones podía haber pasado a la gloria y es hoy un juguete roto. Espero que eso no suceda con Marta Domínguez, a la que todavía veo entrar en la recta final apretando los dientes y superando a todas sus rivales.

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