¡CAMPEONES!!!!!!

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lunes, 29 de marzo de 2010

César Vidal

Parte del problema

Lo decía John Wayne refiriéndose a Hollywood: «Hubo una época en que el cine era parte de la solución a los problemas. Ahora es parte del problema». El viejo actor –símbolo del héroe capaz de pasarse tiempo y tiempo intentando rescatar a una niña secuestrada por los indios en Centauros del desierto– sabía lo que se decía. Durante la recesión de 1929 y después durante la Segunda Guerra Mundial, el cine había sabido inspirar a los norteamericanos esperanza, alegría y fe en la victoria. Después vinieron unos tiempos en que no pocas películas prepararon a la nación para embarrarse en discursos progres y, como tales, destructivos. No eran ya un alivio de nada sino parte del mal, claro que, por lo menos, no estaban subvencionadas. Saco todo esto a colación porque a día de hoy los políticos se han convertido no en la clave para solucionar los problemas nacionales –como debería ser, que para eso los pagamos–, sino en parte considerable de los mismos. Permítanme brindarles algunos ejemplos. Nuestra economía acumula ya cerca de cinco millones de parados reales, está sumida en la recesión y sigue cayendo. Nuestra economía necesita recortar el gasto público si desea salir del foso en que se encuentra. ¿Quién no recorta el gasto público? Políticos. A decir verdad, sólo Esperanza Aguirre ha logrado de entre 17 CC AA reducirlo. Nuestra economía precisa de acabar con el actual sistema de cajas de ahorros si quiere evitar un seísmo financiero pavoroso y cercano. ¿Quién lo impide? Políticos. Al parecer, pocos están dispuestos a renunciar al mando en el chiringuito financiero regional y, por añadidura, se oponen a las fusiones interregionales que podrían salvar a algunas, por lo menos a algunas, de las cajas. Nuestra economía exige una flexibilidad del mercado laboral que permita reducir las cifras alarmantes del desempleo. ¿Quién lo impide? Políticos flanqueados por los sindicatos que cobran –¡el colmo!– por cada Expediente de Regulación de Empleo que sufre España. Nuestra economía ansía una reducción de impuestos para evitar ahogarse del todo. ¿Quién lo impide? Políticos que, si pertenecen al Legislativo, se ven exentos de tributar hasta un setenta por ciento de sus impuestos y que no dejan de idear formas nuevas para exprimirnos –de nuevo, Aguirre es la excepción–, pertenezcan al partido que pertenezcan… ¿o es que Tutangallardón es del PSOE? Nuestra economía necesita una reforma del sistema de pensiones. ¿Quién lo impide? Políticos que tienen unos planes de pensiones injustamente superiores a los de los ciudadanos que les pagamos el sueldo. No podemos seguir como en los últimos años, sumidos en la inactividad, el despropósito o la tibieza y lo peor es que los que deben adoptar medidas serias no lo hacen por la sencilla razón de que, de la manera más personal, les beneficia el actual despropósito. Han logrado –y es para pensar– que la mayoría de los ciudadanos los consideren un problema aún más preocupante que el terrorismo. Sin duda, es una exageración y hay excepciones, pero también resulta cierto que si el terrorismo es una lacra de la que ansiamos liberarnos –no lo hemos conseguido por los nacionalistas y por los devaneos de ZP– nunca ha amenazado la viabilidad del presente sistema constitucional. La conducta irresponsable de algunos políticos sí lo hace y habrá que ver de qué les aprovecha si en algún momento, más cercano que lejano, se desencadena un vendaval que se lleva todo como el viento de la celebre película de Hollywood.

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