¡CAMPEONES!!!!!!

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viernes, 12 de marzo de 2010

Federico Jimenez Losantos

Hoy sigue siendo 11-M

Produce náuseas el espectáculo de la casta política regalando minutos de silencio a las víctimas del terrorismo, cuando el PSOE por acción y el PP por omisión impiden que se haga justicia a las víctimas del 11-M. Bono, archimandrita de los Coros y Danzas parlamentarios, anunció ayer un Día de las Víctimas del Terrorismo. Será el 27 de junio, fecha del primer asesinato de ETA, una niña, pero dice Don José que cualquier fecha serviría. No es verdad. El 11-M, por ejemplo, simbolizaría el derecho a la justicia que hurtan a las víctimas unas instituciones corrompidas –políticas, judiciales y policiales, amén de la cosa mediática– que se niegan a investigar la peor masacre de nuestra historia. Es decir, que niegan justicia a las víctimas del peor atentado. Tapar el 11-M es como si el recuerdo pro bono de las víctimas del terrorismo incluyera a las víctimas del GRAPO, el FRAP y 'Terra Lliure', pero no al grupo mayor: las víctimas de ETA. De vergüenza.

Hay tres delincuentes en la cárcel condenados a miles y miles de años por haber traficado o colocado la Goma 2 ECO que, según la sentencia, hizo estallar los trenes en Madrid a tres días de las elecciones generales. El problema es que en el libro 'Tytadine' y en el vídeo de la pericia de los explosivos recientemente emitido en VEO7 queda claro que en los trenes no estalló Goma 2 ECO de Mina Conchita. Será de Mina Togas. Ni una sola de las pruebas de que se utilizara ese explosivo para la masacre se halló en el lugar de una explosión.

Aparecieron misteriosamente en comisarías o aparcamientos con la voluntad inequívoca de reforzar una versión oficial del 11-M que no se sostiene. Peor aún: que se sostiene sobre pruebas falsas. Los jueces han ido anulando supuestas pruebas tan enormes como el Skoda Fabia, repleto de datos y ADN de islamistas, porque son falsas. Pero no han querido investigar a los que las pusieron ni a los que cometieron descarado perjurio en el juicio y en la comisión parlamentaria. A las 48 horas de la masacre, sin saber quién dio la orden, se desguazaron los trenes y se quemaron las pertenencias de las víctimas. Todo fue tan ilegal como que los Tedax y no la Policía Científica hicieran el análisis del explosivo. Seis años después, el 11-M marca la más terrible conspiración de silencio –y silenciamiento– de nuestra historia. No tapen a esas víctimas con otras. Mientras no se investigue el 11-M hoy también sigue siendo 11-M.

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