París bien vale Caracas
Lo que pasa en Francia es que vas y, aunque seas mucho, no eres nadie. Vas a Venezuela o Bolivia y, aunque no seas nadie, eres alguien. Si te dejas llevar por el suave español y la sonrisa fácil de nuestros primos de América, los negocios suelen acabar mal. Lo mismo sucede en la política, salvo que te atraiga el machismo de colorines, el gorilismo rojo o guerrillerismo hirsuto y las imprecaciones contra el Tío Sam. Ah, y que odies a España tanto como algunos de sus descendientes ultramarinos. Por lo general, los que odian a los USA odian a España y viceversa. Ambos les permiten escapar de lo que más detestan: asumir la responsabilidad de sus propios actos. Y en eso, ZP es un suramericano más.
En todo lo referente a ETA, el inquilino monclovita, meloso con los terroristas y cruel con sus víctimas, ha actuado como un caudillito caribeño y Rubalcaba como un 'fouché' con ralladuras de coco y sombrillita. El 'ministro-faisán' presumió de haber "verificado" el desarme de ETA la víspera de que la banda asaltara una armería en Francia y robase 400 pistolas. Con una de ellas ha asesinado al gendarme francés. Francia ha sido siempre cómplice de ETA, ahora menos, pero nunca tanto como Zapatero durante el proceso de Paz. Al 'Cyrano de León' le gusta más endilgar endechas al Gorila que a Estrasburgo, a Cuba que al IVA, al calentamiento global que al control del déficit.
Es normal que Chávez, patrón de etarras, afrente a la policía española, y con ella a España, que se ha ido convirtiendo en el zascandil arruinado que la UE no sabe cómo quitarse de encima. Formalidad, Zapatero, formalidad. París bien vale Caracas. Y en todo caso, hay que elegir.
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