COMENTARIOS LIBERALES
Evo y Adano
Hubo una época -yo la viví- en la que la Izquierda se identificaba con la Ilustración, con el racionalismo, con el desarrollo de Occidente y hasta con la revolución burguesa, que no dejaba de ser un adelanto con respecto a los regímenes feudales. Aunque, como demostró Paul Johnson, los 'Libros Azules' de la economía británica estaban falsificados, pocos cantos más entusiastas que el de Marx a la burguesía en el Libro I de 'El Capital', el único realmente suyo.
En la ocupación de países islámicos o del mismo Tíbet, las masacres habituales del poder comunista, a cuyo lado los regímenes caníbales eran inapetentes, llevaban siempre aparejadas una promoción de la mujer, en tantos países reducidas a bestias de cría y carga, así como la lucha contra la superstición y la brujería en sociedades primitivas. A Marx le llamaban 'El Moro', pero no apreciaba en absoluto lo moruno, ni el indigenismo, ni la figura de Bolívar, a la que detestaba. Era un judío antisemita y un golfo redomado, que embarazó a su criada y le endilgó la paternidad a Engels, el ama de llaves del hirsuto alemán. Pero si viviera hoy la vuelta del tribalismo indigenista en Bolivia sería capaz de hacer las paces con Bakunin y atacar La Paz para acabar con Evo Morales.
En la línea del sucesor de Mandela, que negó tajantemente que los negros pudieran contraer el Sida, porque esa degeneración es propia de los blancos, esa escoria, el 'Sumo Sacerdote' de la Pachamama, entidad harto superior a la del bípedo implume y merecedora de sacrificios humanos, ha dictaminado que los alimentos transgénicos son los responsables -él dice culpables- de la calvicie y la homosexualidad. Hacerse el macho es muy 'guevarista', pero suponer que Julio César abusaba de los pollos transgénicos, de ahí la famosa calva, y que los filósofos griegos cultivaban con fruición a los efebos porque manipulaban el trigo y endiosaban el acebuche parece excesivo hasta para el histrión andino.
Sin embargo, la 'progrez' le ríe las gracias a Evo, tal vez por ese racismo inconfesado que se advierte en la prescripción de las dictaduras para el Tercer Mundo o en la marginación de los negros en Cuba. No los busquen en el Comité Central. Para mí que el origen de estas mamarrachadas radica en el nombre. Ser tan machote y llamarse Evo tiene que haberle acarreado bromas crueles en el colegio y burlas atroces en el Ejército. Podría rebautizarse como Adano Pachamomo, si a Zerolo le parece bien.
En la ocupación de países islámicos o del mismo Tíbet, las masacres habituales del poder comunista, a cuyo lado los regímenes caníbales eran inapetentes, llevaban siempre aparejadas una promoción de la mujer, en tantos países reducidas a bestias de cría y carga, así como la lucha contra la superstición y la brujería en sociedades primitivas. A Marx le llamaban 'El Moro', pero no apreciaba en absoluto lo moruno, ni el indigenismo, ni la figura de Bolívar, a la que detestaba. Era un judío antisemita y un golfo redomado, que embarazó a su criada y le endilgó la paternidad a Engels, el ama de llaves del hirsuto alemán. Pero si viviera hoy la vuelta del tribalismo indigenista en Bolivia sería capaz de hacer las paces con Bakunin y atacar La Paz para acabar con Evo Morales.
En la línea del sucesor de Mandela, que negó tajantemente que los negros pudieran contraer el Sida, porque esa degeneración es propia de los blancos, esa escoria, el 'Sumo Sacerdote' de la Pachamama, entidad harto superior a la del bípedo implume y merecedora de sacrificios humanos, ha dictaminado que los alimentos transgénicos son los responsables -él dice culpables- de la calvicie y la homosexualidad. Hacerse el macho es muy 'guevarista', pero suponer que Julio César abusaba de los pollos transgénicos, de ahí la famosa calva, y que los filósofos griegos cultivaban con fruición a los efebos porque manipulaban el trigo y endiosaban el acebuche parece excesivo hasta para el histrión andino.
Sin embargo, la 'progrez' le ríe las gracias a Evo, tal vez por ese racismo inconfesado que se advierte en la prescripción de las dictaduras para el Tercer Mundo o en la marginación de los negros en Cuba. No los busquen en el Comité Central. Para mí que el origen de estas mamarrachadas radica en el nombre. Ser tan machote y llamarse Evo tiene que haberle acarreado bromas crueles en el colegio y burlas atroces en el Ejército. Podría rebautizarse como Adano Pachamomo, si a Zerolo le parece bien.
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