¡CAMPEONES!!!!!!

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viernes, 30 de abril de 2010

Martín Prieto

El mito Garzón

Joaquín Leguina, que crece en lucidez a medida que se aleja de la política, se pregunta: «¿Dónde está escrito que el PSOE tenga que defender a Garzón de sus problemas? ¿Pero es que los socialistas le debemos algo? ¿Y dónde se demuestra que el PP sea la ultraderecha?». Hemos entrado en una extraña vorágine en la que un sector de la izquierda más folclórica entiende que el país se ha vuelto a dividir: por un lado, el Rey y Garzón, que son inimputables, y, por otro, los demás. A Garzón no le pasa nada. Lo está sumariando un juez del Supremo, superior en rango y nada conservador, que puede archivar las diligencias que le han abierto al juez estrella, e incluso dar parte al fiscal por posible denuncia falsa o maliciosa.Y si le toca pena de banquillo no le pasará nada que no le haya ocurrido a otro. Parecerá raro, pero un juez de la Audiencia Nacional sólo tiene el privilegio de ser juzgado por una instancia superior. Los que ahora se desgarran las vestiduras porque al sumeriante le sumarian, olvidan que intentó meter en la cárcel a Felipe González. También que archivó sus carpetas sobre los GAL para entrar en la política de número 2 con González y que, al darse cuenta que el elegido para ministro del Interior no era él, sino Juan Alberto Belloch, y que a él le daban la raspa de sardina de una Secretaría de Estado antidroga, reabrió el sumario «Mister X». Belloch me comentaba: «No es un juez, es un policía; intercambia información con los detenidos como quien truca cromos, y así, los sumarios que no sabe hacer, se le derrumban porque los imputados se limitan a desmentir lo que le han dicho». Garzón se amarró primero al antiterrorismo y a la anticorrupción para después columpiarse en la Justicia Universal, hoy inviable. Es tan antifranquista como yo; le da lo mismo aquella historia excepto si le produce algún tipo de rédito publicitario. A Garzón no le está pasando nada.

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