¡CAMPEONES!!!!!!

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lunes, 19 de abril de 2010

Pedro G. Cuartango

VIDAS PARALELAS

Bonus, bona, bonum

Acusado de enriquecerse gracias a su cargo, rico por parte de esposa, gran aficionado al teatro y los espectáculos, afable, simpático y muy popular, gran estratega, humillado por un líder que no le tomaba en serio. ¿Estamos hablando de José Bono? No, nos referimos a Lucio Cornelio Sila, dictador romano.

Así retrata Salustio al joven cuestor Sila en 'La guerra de Yugurta': "Elocuente, sagaz, siempre dispuesto a hacer amigos, con una capacidad increíble para disimular, espléndido en muchas cosas, sobre todo, con el dinero. A pesar de haber sido el más afortunado de los mortales ya antes de su victoria en la guerra civil, su suerte nunca estuvo por encima de su genio".

Esta descripción de Sila realizada por Salustio podría figurar en cualquier biografía sobre Bono, que también habría logrado alcanzar más altas cotas de gloria si la suerte le hubiera sido favorable en los momentos decisivos. Unos pocos votos le apartaron de su sueño: ser el secretario general del PSOE.

Todos los historiadores miden la grandeza de Sila en relación a su gran rival, Cayo Mario, con el que pugnaba para gobernar Roma. El duelo quedó frustrado por la muerte prematura de Mario, que había dado un golpe de Estado mientras Sila combatía en Oriente.

Sila obtuvo grandes victorias en el 'limes' asiático de la República, entre ellas, el triunfo sobre el legendario Mitrídates. A su vuelta a Roma, venció en una guerra civil que duró dos años a los sucesores de Cinna, el antiguo aliado de Mario.

Si la fuerte personalidad de Mario hizo aumentar la estatura histórica de Sila, la grandeza de Bono se ha empequeñecido si se mide con los éxitos de Zapatero.

Sila fue el primer dictador de la historia que se retiró voluntariamente del poder y Bono hizo algo similar cuando abandonó su consulado vitalicio en Castilla-La Mancha.

Sila fue un brillante general, de más talento que valor. Bono fue ministro de Defensa y, aunque no tuvo la suerte de mandar las legiones en la batalla de Queronea, se rodeó de una corte de artistas y folclóricas en su toma de posesión.

Tras volver a Roma y abolir las instituciones, Sila se proclamó 'dictator legibus scribundis', o sea, dictador para promulgar las leyes, tarea en la que está afanado ahora Bono como presidente del Congreso.

Sila no perdonó a sus enemigos, que tuvieron que suicidarse o huir de Roma. Mario se equivocó al menospreciarle. Bono tampoco olvida. Dicen que tiene miles de páginas escritas donde recopila todas las afrentas.

Como Sila, Bono es implacable tras su apariencia de bonhomía. Quienes piensan que van a poder acabar con él por el negocio de la hípica o las actividades de su mujer son unos ingenuos. Si sus enemigos supieran sus verdaderos secretos... Pero nunca los sabrán porque es demasiado listo a pesar de que se adorna en exceso.

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