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sábado, 24 de abril de 2010

Pedro G. Cuartango

VIDAS PARALELAS

Lo que va de hoy a 1934

Aunque afortunadamente la situación de España es hoy bien distinta de la de 1934, existe un sugerente paralelismo entre la crisis institucional provocada por la negativa de José Montilla a aceptar un fallo contrario al Estatuto y los sucesos que llevaron a la proclamación del Estado Catalán en plena República.
El detonante de la ruptura de la legalidad en 1934 fue la aprobación por el Parlamento catalán de la Ley de Contratos de Cultivo. La norma garantizaba a los 'rabassaires' el cultivo de las tierras durante un mínimo de seis años y la posibilidad de comprar las parcelas tras explotarlas durante 18 años.
El Tribunal de Garantías Constitucionales falló en junio de 1934 que la ley era inconstitucional, dado que el Parlamento catalán carecía de competencias para regular la propiedad de la tierra.
En un clima de insurrección y de confrontación social, Lluís Companys, líder de ERC y presidente de la Generalitat, proclama el 6 de octubre de 1934 el Estado Catalán dentro de la República Federal Española. Desde el balcón de la institución, Companys justifica el golpe por la necesidad de frenar «el fascismo» y asume todas las competencias del Gobierno central.
El general Batet se niega a acatar sus órdenes y manda a las tropas dirigirse contra los rebeldes, que se han hecho fuertes en la Generalitat y varios edificios anexos. Sin apenas resistencia y en unas pocas horas, los 'escamots' de Dencas se rinden. Companys, Tarradellas y otros dirigentes de ERC son hechos prisioneros y confinados en un buque de guerra.
Al igual que entonces, Montilla se niega a acatar hoy un fallo adverso del Constitucional, está intentando formar un frente de rechazo con los partidos nacionalistas y amaga con una ruptura de la disciplina por parte de los diputados del PSC en Madrid.
¿Puede acabar el motín que lidera Montilla en una ruptura con la legalidad constitucional o, al menos, agudizar la crisis en las relaciones entre Cataluña y España? ¿Está dispuesto el cordobés Montilla a convertirse en el radical Companys?
La historia nunca se repite y, si lo hace, es en clave de farsa. Todo indica que estamos ante un farol de Montilla, que busca recuperar la credibilidad perdida por su desastrosa gestión. Nada mejor para ello que un enemigo exterior, una amenaza imaginaria que movilice al electorado.
Creo que su estrategia está condenada al fracaso, lo mismo que la de Companys, que no logró más que el apoyo de unos centenares de fanáticos. Companys cayó ante la indiferencia general y eso mismo le va a suceder a Montilla si persiste en su pulso contra las instituciones.
La Cataluña de 2010 no está para aventuras. A Maragall el Estatuto le costó el puesto. A Montilla le puede suceder lo mismo si trata de competir en nacionalismo con CiU o con sus socios de ERC, ya que siempre es preferible el original a la copia. Pero la sangre no llegará al río.

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