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sábado, 24 de abril de 2010

Víctor de la Serna

LA POLÉMICA NACIONAL

Desmemoria histórica para mejor defender a Garzón

La forzada, la falsamente inocente interpretación de las vicisitudes garzonitas la resumía bien un editorial de ese bando, en 'El Periódico': «Lo que se ha puesto sobre el tapete en los últimos días con los tres casos que afectan al todavía titular del juzgado número 5 de la Audiencia Nacional es, en primer lugar, si la justicia de este país está aún en manos de una casta conservadora que reacciona de forma corporativa ante quienes se atreven a tocar puntos sensibles del entramado de poder más tradicional. En segundo término, si esta sociedad está o no preparada para abordar su pasado reciente más allá del pacto no escrito de la transición que supuso una especie de borrón y cuenta nueva sobre el oscuro periodo franquista. Y, finalmente, si la democracia española puede permitirse ante el mundo que uno de sus jueces haya instruido causas contra tiranos de América y Asia y tropiece ahora en su propio país por una querella interpuesta, entre otros, por el partido que dio la cobertura ideológica al régimen de Franco».

Lo de la imagen exterior, reacción de países y gentes acomplejados, hastiaba a Valentí Puig, en 'ABC': «Editoriales publicados por 'The New York Times' y el 'Financial Times' en defensa del juez Garzón son ilustrativos de un nuevo desentendimiento respecto al proceso que llevó a España del régimen autoritario de Franco a la plena democracia. (...) Lo que se colige de las críticas de medios internacionales al encausamiento de Baltasar Garzón es que una España todavía secuestrada por los demonios del franquismo ha querido negar su más negro pasado y que finalmente ha aparecido un juez con la misión de rescatar del olvido a las víctimas. Pintoresca suposición: la Historia escrita desde los años 60 para acá sería una manipulación del régimen franquista, como si desde entonces no se hubiese investigado todo lo que había por investigar. Es más: podría decirse que en los años intensos de la Transición la mayor parte de la historia publicada tuvo un tono más antifranquista que pro franquista. El consenso constitucional de 1978 fue un pacto para la concordia y el perdón, no para la desmemoria o el olvido».

(Por cierto que en 'Público' incurren, cómo no, en su habitual confusionismo al titular que «la prensa conservadora» apoya a Garzón, precisando luego que se refieren al «ultraliberal» 'Financial Times'. Si supiesen que se están refiriendo al gran diario financiero socialdemócrata...).

Fernando Savater, como siempre la opinión más lúcida de 'El País', cogitaba: «El mayor misterio para mí es qué c... colirios quieren los empeñados en pedir justicia histórica (¿?) para las víctimas del franquismo. (...) No sé qué más se puede conseguir en el terreno de la reparación moral. Quizá hace 30 años hubiera tenido cierto sentido perseguir a los beneficiarios de la dictadura, pero a nadie -repito, a nadie con un mínimo de mando en plaza o responsabilidad- le pareció buena idea entonces: de ahí la Ley de Amnistía del 77».

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