Federico Jimenez Losantos

La crisis contra la crisis

El miércoles, en una sesión parlamentaria trascendental, se dibujaron las líneas por las que debe discurrir el debate político hasta las elecciones generales de 2012, además de las municipales y autonómicas de 2011. Y si no deben, deberían, porque municipios y comunidades autónomas han sido referentes del severo recorte del gasto anunciado por el Gobierno, una limitación del despilfarro que quedará en nada si, como de costumbre, autonomías y ayuntamientos derrochan aún más que el Gobierno Central. Yo no lamento que Obama haya forzado al alunado y alobado ZP a mutar el discurso y convertirse en Rodríguez Zapatero, presidente del Gobierno. Algo bueno tenía que hacer Obama, aunque no fuera en los USA, pero la caída del caballo o bajada del burro Zapatero no es suficiente con el alivio de los números. Debe abordar a fondo la gran cuestión, que es la reconversión de toda la esfera política española. Porque vivimos una crisis política e institucional sin precedentes agravada por un desastre económico ganado a pulso y súbitamente desatado sobre el bolsillo de los ciudadanos. No basta cambiar una parte de la asignación de recursos, hay que cambiar el sistema mismo de la asignación, que es inmoral, ruinoso e insostenible.

Ese sistema letal que sustituye al mercado en lo económico y elimina a la nación en lo político es el del protectorado que sobre los gobiernos del PP o del PSOE ejerce desde hace dos décadas el nacionalismo catalán. La fragmentación de España a imagen y semejanza del modelo separatista a medio plazo concebido por Pujol y prorrogado por Montilla ha alcanzado su último objetivo, que es el de la liquidación del régimen constitucional. Su gran problema y nuestra única solución es que la ciudadanía no comparte la voladura controlada de España pagada por los dinamitados. La crisis económica puede imponer la rectificación de la deriva disgregadora porque al requerir el apoyo de la mayoría exige la aceptación de los sacrificios económicos por el sujeto político, que es la nación española. ¿Es capaz Zapatero de cambiar radicalmente su discurso y hacer el de un socialdemócrata europeo y no el de un demagogo bolivariano? Lo dudo, pero una rectificación seria por parte del PSOE arrastraría fácilmente a las dos únicas fuerzas nacionales de vocación o profesión: PP y UPyD. Sobre ese consenso, cabe rehacer las tres claves del sistema constitucional: Libertad, Igualdad, Propiedad.