Isabel San Sebastian

Engordando para morir

Estamos viendo cómo a la G de los PIGS le pelan brutalmente las barbas, la cabeza y hasta el último vello del cuerpo, sin que Zapatero ponga a remojar nada de nada. «España no es comparable a Grecia», repite su letanía, coreado por sus mariachis, con esa bobería solemne que tan bien definió Rajoy. «Recortar drásticamente el déficit perjudicaría a la recuperación», proclama, y se queda tan ancho, como si existiera en nuestro horizonte algo parecido a una recuperación distinta de la que habita en las ensoñaciones voluntaristas que él se empeña en vendernos, faltando abiertamente a la verdad.

Y la verdad es que, si seguimos con las mismas políticas, aquí no hay otro futuro que el augurado por todos los que saben algo de economía: más paro, más déficit y más endeudamiento. O sea, una situación idéntica a la que ha llevado a los helenos a la quiebra y el tijeretazo inmisericorde a sus salarios y prestaciones sociales, se pongan como se pongan.

Aquí el Ibex 35 se desploma porque los inversores desconfían de un Gobierno incapaz de tomar una sola medida en la dirección correcta; no porque los malvados especuladores la hayan tomado con nosotros. Alemania amenaza veladamente con expulsarnos del euro o marcharse ella, que a efectos prácticos viene a ser lo mismo, porque está harta de pagar el guateque de quienes vivimos como los ricos, sin serlo, a costa del dinero ajeno. En los últimos cinco años nuestro país ha recibido de la Unión Europea más de 11.000 millones de euros netos. ¿Y en qué estado se encuentran nuestras cuentas? Temblando. Con un agujero que crece a razón de 100.000 millones al año y una diferencia entre lo que gastamos y lo que ingresamos que supera en cuatro puntos la media de nuestros vecinos. La Administración pagó en personal, sólo en el primer trimestre de este año, 231 millones más de lo previsto. El fraude a la hacienda pública se dispara a medida que la actividad económica se sumerge para poder sobrevivir. El número de funcionarios supera en un 25% al del conjunto de trabajadores de la industria. Tenemos un sistema de pensiones y de protección al desempleo que sencillamente no nos podemos permitir. Pero el presidente sigue erre que erre, perdiendo un tiempo precioso que no es suyo, sino nuestro y de nuestros hijos. El que necesita ganar hasta las elecciones evitando lo inevitable por el miedo a perder votos.

La reunión celebrada ayer con el líder de la oposición no fue más que eso: tiempo perdido. Una foto. La de una España que sigue engordando para morir porque nadie la pone a dieta.