¡CAMPEONES!!!!!!

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miércoles, 12 de mayo de 2010

John Müller

Salida con inflación

Una gran lección que nos deja la historia de las crisis económicas es que éstas siempre se han pagado con inflación, o mejor dicho, que los precios siempre han sido el mecanismo de ajuste final, lo cual tiene toda lógica. De la crisis de 1929 no sólo se salió por los estímulos keinesianos, sino por el descuento que supuso la inflación que trajo aparejada. Lo mismo sucedió con la crisis de la deuda latinoamericana en la década de 1980.

Imaginemos por un instante que el Gobierno creara un impuesto que redujera el valor de las cosas, desde los sueldos y salarios hasta las viviendas, pasando por las deudas como las hipotecas. Los efectos de dicho ajuste serían inmediatos: recuperaríamos competitividad frente a otros países, se reequilibraría nuestra balanza de ingresos y gastos del Estado, el peso del endeudamiento público y privado disminuiría, el valor de la vivienda, inflado por la burbuja inmobiliaria que hemos vivido, regresaría a niveles normales. El problema es que la medida tendría una enorme contestación social y el Gobierno perdería toda opción de continuar en el poder.

Ahora bien, imaginemos que el dichoso impuesto se impone de manera subrepticia, sin una aprobación formal en el Consejo de Ministros ni en el Parlamento, sin que los periodistas se den cuenta y sin que la población perciba sus efectos. Pues bueno, ese impuesto existe y es la inflación.

Ésta actúa, además, tan injustamente como el IVA que el presidente Zapatero ha decidido subir desde el 1 de julio próximo porque lo pagan tanto ricos como pobres, aunque en las rentas de estos últimos el impacto sea mucho mayor.

Nuestra economía está saliendo de un proceso deflacionario en el que estuvimos inmersos prácticamente entre finales de 2008 y 2009. Los precios, en 2009, cerraron con un incremento del 0,8%, uno de los menores que ha registrado la economía española. En marzo la tasa interanual se ha situado en 1,4%, principalmente por el repunte del precio de los combustibles. Podemos decir que a la luz de nuestra serie histórica, vivimos tiempos de bajísima inflación.

Un experto economista del área socialista me mostraba ayer sus cartas: «Un poco de inflación global no nos vendría mal para licuar las deudas públicas y privadas, bajar los salarios reales y el precio relativo de la vivienda, donde los bancos se niegan a asumir la pérdida». Claramente mi interlocutor es partidario de una salida de la crisis con inflación. Frente a su opinión están quienes creen que la inflación es una lacra peor que todas las otras, donde se encuadran, sobre todo, los economistas clásicos.

Hasta ahora, en el Banco Central Europeo (BCE) había dominado esta última escuela: la que aboga por luchar contra la inflación como máxima prioridad, una actitud muy típica entre los economistas alemanes. Pero tras el 'manguerazo' anunciado el lunes, esta determinación podría estar en cuestión. El chorro de liquidez que se está enviando al mercado tendrá efectos sobre los precios muy pronto. El impuesto invisible ya está en tramitación.

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